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1. ¿Cuál ha sido la relación entre el sector productivo y las instituciones de educación superior de su país a lo largo de la historia? ¿Ha existido un diálogo que se traduzca en programas académicos ajustados a las necesidades del mercado?
2. Hablemos un poco de la metodología de seguimiento a egresados en el Tecnológico de Monterrey. ¿Qué tipo de herramientas se emplean, qué se les pregunta a los graduados, a quiénes se entrevista y en qué etapa?
3. ¿La información recogida influye en el replanteamiento del currículo de los programas existentes o el diseño de nuevos programas?
4. ¿Hasta qué punto lo que digan los egresados o lo que digan los empleadores puede generar ciertas políticas o mejorar la calidad de la institución. Sus opiniones pueden convertirse en indicadores para medir calidad?
5. ¿En México existe una cultura de monitorear a los egresados? ¿Hay políticas gubernamentales en ese sentido?
6. ¿Qué tendencias de empleabilidad hay en su país? ¿Cuáles son las carreras más solicitadas por los bachilleres y cuáles por el sector productivo? En este sentido, ¿existe una coincidencia entre oferta y demanda o una ruptura?
La empleabilidad es un indicador de calidad académica en México
Gerardo Isaac Campos

Gerardo Isaac Campos Flores es coordinador de la Oficina de Apoyo para la Reafirmación de la Acreditación ante la Comisión de Universidades (COC) de la Asociación de Escuelas y Universidades del Sur de Estados Unidos (SACS).

Ha sido Director Adjunto de Planeación e Investigación Institucional del Centro de Efectividad Institucional del Tecnológico de Monterrey. También fue Coordinador General de programas de desarrollo, capacitación de profesores y del Programa de Futuros Profesores de la Vicerrectoría Académica.

Actualmente es el responsable de las estrategias institucionales para la mejora continua de las bibliotecas y del fomento de la publicación de los trabajos académicos de los profesores. También es profesor en el Departamento de Comunicación y Periodismo del Campus Monterrey. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y tiene Maestría en Educación, con especialidad en Comunicación (Mención Honorífica de Excelencia).

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No puedo hablar por todo México, pero la experiencia del Tecnológico de Monterrey es muy cercana a las empresas. La institución surgió por iniciativa de un grupo de industriales (de la cerveza, del cemento y el acero), de allí que en sus orígenes respondiera a la necesidad de formar recursos humanos de alto nivel para ese sector específico.

Después se fue diversificando la oferta de programas y no sólo respondía al mercado laboral de Monterrey, sino a las áreas misionales de cualquier universidad, como las humanidades. Actualmente se atiende al mercado, pero también a los requerimientos gubernamentales y de la misma sociedad, que requiere gente con valores y con ética ciudadana.

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Los estudios de seguimiento a egresados se realizan en una dependencia llamada Centro de Efectividad Institucional, que depende de la Vicerrectoría Académica. Hay otras instancias que actualizan información de los estudiantes durante su permanencia en la institución y tenemos vinculación con ellas para tomar de allí los datos cuando el estudiante se gradúa.

Las actividades iniciales que se realizan son reuniones con los directores de los programas y los futuros graduados para informarles cómo están las tendencias en el mercado laboral y cómo se deben preparar mejor para insertarse en el mismo. En esas sesiones se actualizan datos.

Una vez egresan los estudiantes, comienza la labor de la Vicerrectoría Académica en cuanto a seguimiento. Hay un estudio inicial y luego de tres meses se les aplica a los graduados una encuesta sobre su desempeño laboral, la percepción que tienen de los conocimientos recibidos en la universidad y las áreas que reforzarían. El procedimiento se repite a los tres y cinco años, con mayor profundidad.

Se utilizan muestras estadísticas, debido a cada año egresan del Tecnológico alrededor de 10.000 personas sólo en pregrado. Para encuestarlas se utilizan el teléfono, las páginas de Internet, el correo electrónico y un guión que deben seguir las personas del call center.

La información recogida alimenta las bases de datos de la universidad, para tener actualizados los datos de los egresados y apoyar la toma de decisiones.

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Aquí me gustaría hacer énfasis en que la metodología que empleamos para diseñar programas contempla diversas variables. No podemos diseñar nuevos currículos o programas exclusivamente con lo que dice un egresado, porque él no es especialista en diseño curricular, pero sí es importante su punto de vista, sobre todo si lleva tiempo de haber salido. La información de esa fuente es la primera variable.

La segunda proviene de los profesores. Ellos son los expertos, saben cuál es la tendencia científica y tecnológica. En otras variables se consulta a los empleadores y se hace un análisis comparativo con la oferta de contenidos de otras universidades en programas similares. Entonces el diseño de programas no es tan sencillo, pero los estudios de seguimiento a egresados sí ayudan como un imput (entrada) en un marco metodológico más amplio.

En cuanto a la opinión de los empresarios sobre los egresados del Tecnológico de Monterrey, podría mencionar que están muy fuertes en la parte técnica, en los conocimientos, en el manejo del idioma inglés, el uso de la tecnología, pero los empleadores señalan que les falta fortalecer su capacidad de relación humana, es decir, interactuar con gente de otros niveles sociales y comprometerse con los demás.

En función de eso integramos en todos los programas de pregrado un componente muy fuerte para la formación ética y ciudadana, que coincide con la misión que nos rige del 2005 al 2015. Es decir, los estudios de seguimiento a egresados nos están ayudando a mejorar cosas, pero por sí solos no nos permiten hacer esfuerzos de gran magnitud.

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Sí, claro. Nosotros tenemos un indicador sobre empleabilidad en el Tecnológico de Monterrey. ¿Qué nos ha permitido mejorar? Cuando hemos visto que algunas carreras no tienen una buena tasa de empleo, se han fortalecido acciones como centros de estudio para preparar mejor al egresado para la inserción en el mercado. Se realizan actividades tan básicas como enseñarles a preparar una entrevista de trabajo, una hoja de vida que refleje las habilidades del egresado, sus conocimientos y el valor agregado que puede darle a la empresa, adicionalmente se les da información sobre las tendencias del mercado.

También se gestionan enlaces con las empresas para que vayan a la institución y ofrezcan las vacantes que tienen, previo registro en la página de Internet de la universidad.

Adicionalmente, hay carreras que creemos que son importantes y de repente a lo mejor no son bien pagas o el muchacho está subutilizado, pues sus funciones no están enriquecidas. Ello se debe a que el empleador a veces tiene una concepción errónea del perfil de la carrera. Entonces la institución tiene que estar cerca de los empleadores para comunicarles las destrezas de los egresados, al tiempo se debe asesorar a los muchachos sobre la actitud con la que deben llegar a la empresa.

Todas estas acciones se fueron dando poco a poco a lo largo del tiempo a raíz de los estudios de seguimiento a egresados. Nosotros siempre estamos mirando el nivel de empleo de las carreras y ello forma parte de un conjunto de indicadores de calidad (más de 30) que el Tecnológico recopila para mirar la actividad de todos sus campus y programas.

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Sí, hay un Observatorio Laboral en México http://www.observatoriolaboral.gob.mx/, pero allá no es obligatorio hacerle seguimiento a los egresados. Cada universidad por su iniciativa, por su afán de mejoramiento continuo, puede hacer esos estudios, pero la ley no lo demanda y el observatorio se emplea más para promover oportunidades de empleo para los nuevos egresados.

Muchas universidades hacen el esfuerzo de seguir las trayectorias de sus egresados, pero no son la mayoría, falta mucho camino y poco a poco se va generando una cultura en ese sentido. Ya hay un precedente en la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, Anuies, http://www.anuies.mx/ ellos publicaron un libro sobre la temática, pero es muy técnico y no todas las instituciones lo siguen.

Nosotros nos vinculamos al proyecto Gradua2 http://www.gradua2.org.mx/, auspiciado por el Programa ALFA de la Comisión Europea, que busca apoyar a las instituciones de educación superior en la elaboración de estudios de seguimiento de egresados. Colaboramos para desarrollar una publicación que más que un libro técnico reúne información básica sobre el tema: por qué es importante hacer este tipo de estudios, para qué sirven, cómo se pueden comenzar, qué tipo de información se puede recopilar. Creemos que ese es el enfoque para la gente que toma decisiones. No se abordan elementos técnicos pues las universidades tienen los expertos para hacer los muestreos estadísticos.

Para puntualizar, considero que en México sí existiría una cultura de seguimiento a egresados, pero no es porque sea algo obligatorio. Si la universidad entra a un proceso de acreditación, la agencia acreditadora nacional tiene un indicador que es el seguimiento a egresados. Hay organismos acreditadotes para programas específicos, reconocidos por el Ministerio de Educación en México y todos ellos tienen ese indicador. Pero la acreditación en México es voluntaria.

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Es un fenómeno muy parecido al de América Latina. En México la matrícula más alta está en las carreras tradicionales como Administración, Derecho y Ciencias Políticas. Se inscribe mucha gente, pero por otro lado la oferta en el mercado laboral no la favorece o si encuentra empleo, es mal remunerado. Hay muchas personas esperando un turno para poder trabajar.

Los estudiantes no optan por áreas en las que se requiere la ciencia aplicada, como la Biotecnología, las Tecnologías de la Información, las Ingenierías y la Mecatrónica, que son muy bien pagas. La Biotecnología, por ejemplo es el presente y el futuro de México en la industria de alimentos, pero requiere una formación específica que no es atractiva para los muchachos, ellos se van por las carreras tradicionales.

Lo paradójico es que las empresas prácticamente se pelean al estudiante que termina en disciplinas asociadas a las ciencias aplicadas. Los que estudian esas carreras son muy demandados y no solamente en México. Nuestra cercanía con Estados Unidos los beneficia, pues vienen compañías americanas y canadienses a llevarse a la gente que estudia biotecnología, ingeniería aeronáutica y disciplinas relacionadas con la industria alimentaria y tecnologías de la información.

¿Cómo hacen las universidades para convencer a la sociedad de que si queremos desarrollo necesitamos gente que genere conocimiento, ciencia, tecnología, innovación?
¿Cómo lo promovemos si los niños le tienen miedo a las matemáticas?

Es una cuestión cultural que no se va a resolver de un momento a otro, pero por algo se tiene que empezar. Hay que visibilizar esa otra oferta que la universidad pone a disposición de la sociedad y que se entienda que es necesaria para garantizar el desarrollo del país.

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