Matteo Sgarzi es Máster en Ciencias Políticas (Università di Bologna) y especialista en Relaciones Internacionales e Historia. Ha trabajado como instructor de cooperación y desarrollo en el campo ambiental en la provincia de Ferrara y como investigador del Observatorio Estadístico de la Università di Bologna estudiando la movilidad estudiantil, la movilidad de trabajadores con educación superior, y temas de internacionalización de la educación superior. Actualmente se dedica a la coordinación de proyectos internacionales de investigación en el campo educativo.
El caso italiano es muy similar al del resto de Europa. El mundo del trabajo y la academia no tenían muchas relaciones, pues el objetivo de la universidad era formar a la clase dirigente del país y no a los recursos humanos para las empresas y la economía.
La relación entre estos dos es una novedad de los últimos 15 ó 20 años, que surge por la necesidad de adaptar los cursos universitarios a lo que es importante para la industria.
Nosotros no usamos nada gubernamental. El origen de Alma Laurea es de alternativa a los datos oficiales, porque teníamos el presentimiento de que las estadísticas oficiales no habían sido diseñadas para conocer a las universidades y a los graduados.
En Italia hemos construido una herramienta completamente nueva, independiente de las estadísticas oficiales, un nuevo recurso de documentación, de información, alternativo y de más profundidad. La información se obtiene de encuestas a los egresados y de documentación administrativa universitaria.
Todo lo anterior. Naturalmente los datos de seguimiento a egresados se utilizan para crear las carreras y para diseñar el currículo, pues son análisis a disposición de las universidades que hacen parte del Consorcio Alma Laurea.
Esta información es muy útil en el ámbito universitario: es empleada en comisiones para la evaluación de las instituciones y en los distintos niveles de política interna.
Las carreras más requeridas por la industria y la economía son la Ingeniería, la Economía y también las Ciencias Aplicadas, sin embargo, no tenemos muchas personas que quieran estudiarlas. Muchos estudiantes prefieren disciplinas humanísticas, como el Derecho. Entonces hay una ruptura entre lo que quieren los estudiantes y lo que necesitan la economía y la industria.
Yo creo que la elección adecuada de la carrera también es responsabilidad de las familias. Por ejemplo, el diploma en Derecho tiene bastante prestigio social y a los bachilleres no les explican que esa carrera no necesariamente es lo que requiere el mercado laboral.
Sin embargo, creo que la disponibilidad de información es útil a pesar de que ocurra ese fenómeno, porque por medio de las cifras que arrojan observatorios como el Consorcio Alma Laurea las familias conocen qué puede ser mejor para el futuro profesional de sus hijos y para minimizar esa discrepancia entre el mercado laboral y la preferencia de los estudiantes.
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