El trabajo interdisciplinario que ha vinculado la historia con la economía, la sociología, la teoría literaria y, más recientemente, con la genética, facilitó que los historiadores lanzaran nuevos interrogantes, ampliaran su base probatoria y reflexionaran sobre la naturaleza de sus relatos. Debido a su permeabilidad con otras disciplinas, la historia se ha caracterizado como una 'disciplina sinóptica', o sea, que tiende a integrar el conocimiento de una amplia gama de contextos.

Los estudios realizados sobre los resultados obtenidos, sugieren que al integrar la investigación histórica a los distintos conceptos, herramientas y modos de pensamiento asociados a otra disciplina, se puede generar una nueva forma de entendimiento que no habría surgido a través del lente histórico por sí solo y que, a su vez, puede intensificar el lazo personal del alumno con el pasado y su percepción de la trascendencia de los hechos de antaño. Los historiadores comparten un compromiso con los métodos empíricos y las normas de validación relativamente aceptadas para comprender los acontecimientos.

El ejercicio consiste en escoger un hecho histórico para conmemorarlo con el diseño de un monumento. Su elaboración efectiva requiere que los estudiantes unan la historia y el arte en un diálogo productivo entre ambos. Según Judi Freeman, profesora de historia en Boston, Estados Unidos, crear un monumento invita a que los estudiantes traten de resolver asuntos de trascendencia histórica, formular nuevas preguntas e interpretaciones sobre el período en estudio y se vinculen y comprometan con esos sucesos mientras van desarrollando sus propios criterios.

La propuesta implica el análisis de monumentos existentes, en cuanto a las reacciones que como símbolos visuales afectan a los espectadores y captan su atención. Dirigidos por el docente, los estudiantes deliberan sobre monumentos creados por diferentes artistas. Luego deciden y argumentan qué se quiere conmemorar. En el diseño se consideran tanto las razones históricas como artísticas que permitan el desarrollo del proyecto; una vez realizado, se terminará con una presentación al grupo.

Un proyecto de monumento invita al estudiante a revisar la historia ya aprendida y a sintetizar por medio de una metáfora visual lo que considera es el punto focal del suceso o período que desea conmemorar. El proyecto invita al estudiante a abordar un tema de trascendencia histórica; a desarrollar su propia opinión acerca de los sucesos relacionados con su estudio, y a formular preguntas como: ¿Quién o qué vale la pena recordar con un monumento? ¿Por qué? ¿De qué maneras espero que mi monumento sea significativo o relevante para las personas de hoy? ¿De qué manera podría mi monumento causar molestia o controversia a algunas personas? ¿Por qué?

El proyecto también invita a los estudiantes a reflexionar de manera específica sobre la importancia actual de lo que están conmemorando. Se les pide que piensen cuál sería la posible reacción de diferentes tipos de público. Esto los estimula a pensar qué importancia se le asigna a un suceso acaecido hace un tiempo y cómo lo representan las sociedades de hoy. Serán monumentos capaces de desafiar al público contemporáneo y repercutir en sus percepciones. Algunos podrán producir lo que se describiría como "contramonumentos", que proyectan imágenes subversivas y provocativas de monumentos existentes, cuyo propósito es causar desasosiego y conmoción, en vez de venerar acontecimientos de la historia.

Cuando se respetan las normas de precisión histórica y poder estético, el diseño de un monumento invita al estudiante a formular nuevas preguntas sobre el período en estudio. En su clase, Freeman estimula a los alumnos a evitar el tratamiento genérico de sus temas. Las consultas sobre las particularidades de cada suceso llevan al estudiante a una mayor búsqueda de fuentes primarias y relatos.

Las metáforas artísticas efectivas suscitan numerosas interpretaciones. Se estimula al estudiante a desarrollar una comprensión más amplia sobre la variedad de interpretaciones que puede tener la historia. Cuando los alumnos son capaces de expresarse a través del arte, como en este proyecto, se les permite examinar sus sentimientos y desarrollar su punto de vista con respecto al pasado.

¿Cómo logra un proyecto de monumento cumplir este cometido?

Invita al estudiante a situarse en un continuo temporal mientras planea cómo hacer que el pasado sea significativo y relevante para el público presente y futuro. Los monumentos permiten que los estudiantes conmemoren sucesos o personas que tienen un significado especial para ellos o las comunidades a que pertenecen. Finalmente, aquellos proyectos meticulosamente concebidos impulsan al estudiante a desarrollar una opinión intelectual sobre la historia.

Abordar dimensiones más interpretativas como el poder del simbolismo y la visualización, así como el papel de las artes como herramienta para la crítica cultural hace que el estudiante se enfrente al reto de la síntesis. Al poner las artes y la historia en franco diálogo, han logrado desarrollar un conocimiento multiestratificado y a la vez complejo.

(*) Liz Dawes Duraisingh es estudiante de doctorado e investigadora para el Proyecto de Estudios Interdisciplinarios en Harvard Graduate School of Education. Verónica Boix Mansilla es catedrática en educación e investigadora principal del Proyecto Cero de Estudios Interdisciplinarios en Harvard Graduate School of Education.