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"Hay que regalarles muchas horas de lectura a los niños"

El programa Libro al Viento (LV) partió de dos premisas: señalarle a la industria editorial la existencia de un público y suplir una necesidad urgente: familiarizar a los bogotanos con el libro y la lectura para fomentar autonomía, crecimiento, e independencia mental.

Se trata de armar y poner a circular una biblioteca básica, con un esquema editorial y un diseño sencillos, que ofrezca buenos libros a una población que suele carecer de ellos.

"Son textos para lectores potenciales que han aprendido a leer, pero que por falta de libros no han experimentado la lectura. También pensamos en los niños, y parte de la colección es para que padres y maestros, de los pequeños jardines infantiles de barrio, los hogares comunitarios, etc., encuentren qué leerles".

Esto no significa, aclara Ana Roda, que se desconozca el gran avance que se ha presentado con la Red de bibliotecas públicas de Bogotá. Los libros están allí, y su público son los estudiantes y el grupo de lectores que, según las estadísticas, se concentra en personas con un elevado nivel educativo, o pertenecientes a hogares donde hay bibliotecas y se lee. "Para el resto de la gran mayoría, la lectura no está en su horizonte de posibilidades y ahí es donde la Secretaría de Cultura quiere incidir".

De circulación masiva

Más que los libros, L V busca que se descubra lo que ellos encierran. Para eso se necesitan condiciones como fomentar la lectura en voz alta. De ahí el trabajo con maestros y lectores en plazas, parques, salones de clase, comedores y otros espacios. Es para acercar la creación literaria al público.

La otra condición es la libertad con la que viajan estos libros por la ciudad, por ejemplo están en los paraderos de buses, para que el lector encuentre su momento de lectura, que si lo desea puede ser en su casa. El o ella tiene la oportunidad de llevarlo y hasta de conservarlo.

Son obras clásicas, de dominio público, con un diseño sencillo, económico y de bolsillo, cuidadoso de la presentación y la tipografía. Los títulos infantiles tienen ilustraciones. Los tirajes son masivos. Este año saldrán varias antologías de autores del siglo XX: Rulfo, García Márquez, Vargas Llosa, Cabrera Infante, Rubem Fonseca, Bryce Echenique, Carlos Fuentes, etc.

Libro al Viento abre espacios de lectura y de circulación masiva entre los lectores, por lo que ha trabajado desde el principio con la Secretaría de Educación; después con Transmilenio y Fundalectura para poner a circular los libros o leer en parques; con Asolectura para crear grupos de lectores; con las Plazas de Mercado y con Bogotá sin hambre para llegar, entre otros sitios a más de doscientos comedores comunitarios. Hoy circulan al mes, alrededor de 75.000 ejemplares.

Es un trabajo complementario el que hacen la escuela, las bibliotecas públicas y la industria editorial, para atender otros espacios. La unión de muchos esfuerzos es la que hace posible una atmósfera cultural más rica y participativa en nuestras sociedades.

Entre el Consejo y la Política

Como propuesta del Concejo de Bogotá, en 2004 se creó el Consejo Distrital de Lectura, en cabeza del Instituto Distrital de Cultura y de la Secretaría de Educación, y con participación de Biblored, Fundalectura, Asolectura, Cerlalc, la Cámara Colombiana del Libro y la Biblioteca Luis Ángel Arango. Este Consejo elaboró una Política Pública de Lectura y Escritura para Bogotá, acogida por la Alcaldía en el Decreto 133 de 2006. Gracias a ello, Bogotá presentó su candidatura ante la Unesco y fue elegida Capital Mundial del Libro 2007.

Ser Capital Mundial del Libro

Esta iniciativa de Unesco, la Asociación Internacional de Editores, la Federación Internacional de Vendedores de Libros, la Unión Internacional de Libreros y la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones de Bibliotecas, supone, como dice el director general de la Unesco, Koïchiro Matsuura, el compromiso de "promover la causa, a un tiempo cultural e industrial, educativa y económica, de la edición del libro y la lectura a nivel internacional".

Cada ciudad lo interpreta a su manera y actúa según sus posibilidades, subraya Ana Roda. "Para nosotros es básico la organización y crear un programa que fortalezca y haga visible los eslabones para que existan libros y lectores.

Siete ejes y ochenta programas

Hay siete ejes temáticos que incluyen a escritores, bibliotecarios, maestros y gestores culturales, editores y libreros, ilustradores y diseñadores, investigadores y conservadores del patrimonio y comunicadores. Finalmente están los lectores, que son los habitantes de la ciudad. Hoy, Bogotá Capital Mundial del Libro comprende cerca de ochenta programas y eventos asociados a estos ejes.

"Queremos fomentar la participación y conocer las iniciativas de la ciudad; por eso, muchos programas invitan a la escritura de cartas, de crónicas barriales, y hay un premio de novela breve. También está la convocatoria Bogotá un libro abierto, para desarrollar y financiar 33 proyectos en la materia con la Secretaría de Cultura.

Finalmente, y más allá de esta mirada local, "ser Capital Mundial del Libro implica abrirnos al mundo". El programa Bogotá 39 eligió y reunirá en la ciudad a los 39 escritores menores de 39 años más representativos de las tendencias latinoamericanas actuales. El Premio Iberoamericano de novela breve Juan de Castellanos abre las puertas a la confrontación internacional del tradicional Premio Nacional de Novela Ciudad de Bogotá. El Elogio de la Lectura reúne a escritores nacionales e internacionales con el público, alrededor de los temas de la literatura. El primero fue animado por Laura Restrepo y José Saramago. Para el escritor portugués, "la infancia es el período en el que todo se decide, es inolvidable".

Leer exige aprendizaje

A leer se aprende leyendo y con el contacto con los libros, señala Ana Roda. Necesita tiempo, espacio, concentración. Y si bien la literatura es una buena entrada al mundo de la lectura, creo que en nuestras bibliotecas y colegios faltan lecturas distintas a la literaria. "La última encuesta de hábitos en Colombia lo demuestra. En los colegios se lee literatura, y muchos abandonan el establecimiento y dejan de leer. Para ellos, la lectura fue una asignatura más. Hacen falta buenos libros de ciencias, de historia, de todo aquello que a un niño o a un joven le despierta interés y curiosidad sobre un mundo que está empezando a conocer. Y tal vez sea esto lo que realmente lo convierte en lector. Pero también hay que regalarles muchas horas de lectura".

Si desea más información navegue en www.culturarecreacionydeporte.gov.co

Propuestas desde una experiencia

  • No se pueden hacer lectores sin libros
  • Hay que buscar a los lectores
  • Los potenciales lectores están en cualquier parte, pero no están buscando el mundo del libro y de la lectura
  • Hay que propiciar espacios de lectura
  • Leer en voz alta es muy potente para gente que no ha sido ganada para la lectura
  • El uso de las nuevas tecnologías corresponde a una manera distinta de conocer, que se complementa y no pelea con la lectura y la escritura.
"Hay que regalarles muchas horas de lectura a los niños"
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Altablero No. 41, JUNIO-AGOSTO 2007
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