Para el profesor José de la Cruz Arias, un maestro es alguien que se preocupa de que los niños y jóvenes que están a su cargo aprendan, no para pasar un examen o un grado sino para la vida. "Aunque también titulado, soy maestro por vocación. Cuando tenía 15 o 16 años mis compañeros de colegio me buscaban para que les explicara ejercicios y problemas matemáticos. Por esta razón cambié mi carrera de ingeniería civil por una licenciatura en matemáticas y física", manifiesta.
Hace 34 años perdió la vista y hoy, a sus 58, enseña matemáticas en un aula especializada para niños con necesidades educativas especiales en la Institución Olga González Arraut de Cartagena. Sus colegas lo buscan para reforzar el aprendizaje de esta área en los niños sin necesidades especiales. Seguidor del pensamiento deBertrandRussell -para quien la matemática es aquella materia en la que no se sabe de qué estamos hablando ni si lo que decimos es verdad-, diseñó y puso en marcha una propuesta pedagógica para la formación matemática del estudiante con limitación visual, en la escuela regular. Dicha propuesta quedó entre las mejores 12 experiencias presentadas por los maestros colombianos en el Premio Compartir al Maestro.
"La matemática es un área más práctica que teórica", asegura."Mi propuesta se basa en desarrollar el pensamiento matemático de los estudiantes ciegos. Es decir, que más que enseñarles una multiplicación, es ayudarles a pensar a partir de un problema que contenga una operación matemática. No tiene sentido enseñarles sólo la tabla de multiplicar, hay que ponerlos en situaciones que los obliguen a pensar", afirma.
Ha comprobado que su metodología es tan eficaz en niños con necesidades educativas especiales como en los otros niños. "Es más fácil enseñar teoría de conjuntos con los bloques lógicos, porque cuando un maestro le dice a un niño 'pensemos un conjunto de elefantes', mentalmente él tiene que imaginárselos; en cambio, con los bloques lógicos, el niño actúa y arma realmente los conjuntos. Las matemáticas son muy abstractas y el niño de temprana edad no tiene pensamiento abstracto. Además, no basta con enseñarle las operaciones básicas como las restas. El niño las hace mecánicamente pero la pregunta es: ¿las comprende? El ábaco, por ejemplo, permite ver cómo es que un número mayor le presta a otro", subraya.
Otra vocación: por el arte
Con trabajo y disciplina, adaptó materiales didácticos para que los niños invidentes y algunos con Síndrome deDown y déficit cognitivo, aprendieran matemáticas. Estos materiales son un juego para el tacto. Con ellos, el niño desarrolla un pensamiento lógico matemático que le permite desempeñarse mejor en el mundo. "Para muchos invidentes la vocación por el arte ha sido algo así como una redención; una forma de supervivencia. Esto no significa, sin embargo, que no hayan existido, existan o sigan existiendo invidentes con vocación científica y con deseos, al igual que Newton, de iniciar una travesía por el mar de la ignorancia en busca de la verdad objetiva de la ciencia. Si se les brinda la oportunidad, el estudiante ciego puede escoger el camino más apropiado de acuerdo con su vocación. Por esto, se hace necesario potenciar el pensamiento lógico-matemático del niño ciego desde muy temprana edad, teniendo en cuenta que la lógica es la ciencia de las leyes del pensamiento".
Una de sus mayores satisfacciones es sentir a los estudiantes contentos, felices por haber aprendido algo que aparentemente era difícil y orientar a sus colegas. "El método ha sido tan exitoso, que estamos diseñando una serie de talleres para que todos los docentes manejen la didáctica ingeniada por el profesor Arias", asegura el rector del colegio, Abelardo Camargo Cantillo.
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