Los escenarios de aprendizaje trascienden el espacio del aula. Están no sólo en bibliotecas, jardines botánicos, lugares de investigación y museos sino en centros interactivos, algunos de los cuales recorren Colombia.

Los museos y centros de ciencia usan muchas técnicas para comunicar la ciencia a visitantes y alcanzar comunidades locales. Por ejemplo, realizar en los colegios lecturas y demostraciones; llevar paquetes de actividades para profesores y programas como Al colegio, en el cual se desarrollan actividades educativas con los niños; trabajar con inflables (como el Planetario de Maloka) para que los profesores, previamente capacitados, demuestren principios básicos de la astronomía o para que guías o facilitadores del centro interactivo lleven al público por una exploración de estos temas; y motivar a pasar la noche en campamentos científicos.
Estas formas que propician el acercamiento y la apropiación social de la ciencia y la tecnología, han hecho parte de la experiencia de Maloka Viajera, espacio que apoya la mejor comprensión de los estándares de las distintas áreas curriculares, transversalmente evidenciados en hechos de la vida cotidiana.

Maloka ofrece posibilidades didácticas en las áreas sociales y naturales. Sus diferentes actividades son un laboratorio permanente que al ser pensado para y desde el docente y su currículo, adquieren un valor agregado.

El programa ha abierto espacios de diálogo orientados especialmente a docentes y estudiantes, en los que también confluye la familia. Ellos se convierten en emisores, receptores y medios de un diálogo activo entre ciencia y sociedad.

Esto puede verse reflejado en la última itinerancia de Maloka Viajera, donde se llevó al espacio de las exposiciones a diferentes científicos de la región, para que tuvieran una charla con los visitantes. La relación que emergía, no sólo con el público estudiantil o familiar sino, en particular, con los docentes, facilitaba los procesos de acercamiento a la ciencia, dado que se rompían las barreras entre ésta y la sociedad; además, el científico ya no se veía como la persona de laboratorio y de bata blanca.

El recorrido por Maloka Viajera se hace en dos horas; la primera comprende exposiciones, en donde los visitantes utilizan su tiempo en los módulos de su interés; la segunda, actividades educativas guiadas, que tienen una duración de quince minutos, en las cuales se trabajan conceptos como energía estática, astronomía, principios de submarinos, etc. Sus salas temáticas son Matemáticas, Percepción, Astronomía, Biodiversidad y Agua. Asimismo, se trabajan distintas actividades educativas en el Generador de van der Graff, Planetario y Submarinos.

"En los cuatro años de vida, señala Cristina Colimón, de Maloka, con este programa se han visitado 14 ciudades y recibido cerca de 500 mil visitantes, provenientes de las costas Pacífica y Atlántica y del interior del país. Hemos aprendido sobre las dinámicas educativas de los docentes, sus contextos y prácticas culturales; hemos transmitido nuestra experiencia y las posibilidades de trabajo en conjunto". Todo esto promueve un aprendizaje participativo con miras a la innovación, meta anhelada de la educación científicotecnológica".

Para más información contactar a Cristina Colimon, Alejandra Casas Muñoz o Mauricio Landínez, del área de Programas Externos. Teléfono (571) 4272707, extensiones 1403 y 1504. La doctora Casas prestó una colaboración especial para esta nota.