A propósito de la pregunta del niño Jesús Andrés Arriaga Murillo.
Si uno de los objetivos de la etno-educación es dar contenido a la identidad étnica, el Bicentenario de la Independencia le presenta un reto: la necesidad de apelar a la identidad nacional para responder las preguntas de la identidad étnica. Regularmente, la etno-educación no precisa que se estimule el "orgullo patrio", pues se centra en el "grupo étnico" o en la diáspora africana, y no en la "patria" o la "nación", pero la coyuntura del Bicentenario cambiará un poco las cosas.
Las preguntas de los niños negros en el programa Historia Hoy del Ministerio de Educación sugieren que ellos indagan por el pasado desde su identidad nacional, de colombianos, y desde su identidad racial. La diferencia entre "étnica" y "racial" está en que la primera supone una cultura particular y la segunda no.
Así, pueden existir varias "etnias" de una misma raza, como en África. Lo que une a un niño bogotano negro con otro de una vereda ribereña en el Pacífico no es la "identidad étnica", sino la "identidad racial", además del hecho fundamental de ser "colombianos".
Si bien la etno-educación puede abrigar el proyecto de construir una "identidad étnica" para el 90% de los colombianos negros que culturalmente pertenecen a la mayoría, las preguntas de los niños en el Bicentenario parten de la Jerome David - J. D.-Salinger nació en Manhattan, Estados Unidos, el 1° de enero de 1919.
El huraño escritor, que falleció recientemente a los 91 años, cimentó su fama en su inolvidable personaje adolescente, Holden Caulfield, y en su extraordinario celo en mantener oculta su vida privada y profesional.
Se le reconoce como autor de El guardián entre el centeno (1951), una de las novelas de culto del siglo XX, la misma que llevaba consigo Mark David Chapman cuando disparó y mató a John Lennon, en 1980, en la entrada del diferencia que claramente les concierne: su color de piel, su raza, y tienen un marco nacional.
No sólo porque se trata de la conmemoración del "nacimiento" de la República, sino porque no hubo "etnias o naciones negras" en la Nueva Granada o Colombia, como las indígenas, que pudieran dar otro marco a las preguntas de los estudiantes. Caso distinto del pueblo wayúu, por ejemplo.
Cuando Jesús Andrés Arriaga Murillo, que hoy debe estar en grado 10° en Quibdó, pregunta: ¿Qué afrocolombianos jugaron un papel importante en la Independencia de nuestro país?, le presenta un reto complejo a la etno-educación.
i) ¿Ésta tomará el interrogante o lo pasará al área de historia? Si no lo toma, se volverá, al menos por el momento, irrelevante para una pregunta formadora de identidad en la educación del adolescente; ii) si lo toma, difícilmente podrá cambiar los términos que usó Jesús Andrés: él dijo "papel importante", "Independencia" y "nuestro país". Él quiere que le cuenten una historia con caras negras que le haga sentir bien, orgulloso heredero de algo importante.
Si quieren seguir llamando a ese sentimiento "identidad étnica", en vez de lo que es, identidad nacional y racial, no hay problema, pero que la etnoeducación tenga cuidado con lo que les responde a los miles de Jesús Andrés Arriaga Murillo.
(*) Directivo de la Fundación Color de Colombia
Etno-educación y Bicentenario: caso afro, altablero, 53 |