A propósito de la celebración del segundo centenario de la Independencia del país en 2019, el Gobierno Nacional ha preparado una agenda de desarrollo que permitirá orientar desde ahora las políticas públicas hacia la consecución de metas ambiciosas pero posibles.
Estas propuestas, inspiradas en los ideales éticos de un modelo político democrático y un modelo económico sin exclusiones, han sido definidas con el ánimo de lograr cuatro grandes objetivos: una economía que garantice mayor nivel de bienestar, una sociedad más igualitaria y solidaria, una sociedad de ciudadanos libres y responsables y un Estado al servicio de los ciudadanos.
En el caso de la educación este ejercicio de planeación a largo plazo tiene un especial significado. Si bien desde los inicios de la historia republicana existió la conciencia de que la educación es el medio por excelencia para lograr la cohesión alrededor de valores comunes y la construcción de una base productiva, no fue sino hasta la segunda mitad del siglo pasado cuando ésta adquirió el carácter universal que hoy tiene.
La Constitución de 1991 refleja las aspiraciones de la sociedad colombiana en cuanto a una educación incluyente y de calidad, como requisito esencial para sustentar el desarrollo económico y la vida democrática.
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