Cuando un docente mejora, lo mismo ocurre con sus estudiantes. Así lo demuestra la experiencia de la Institución Educativa Departamental de Cáqueza.

Al suroriente de Bogotá, por la vía que conduce a Villavicencio, a una hora de camino por carretera, está Cáqueza, la "región sin bosque", según la lengua chibcha. Y es allí, desde 1979, donde funciona "La Departamental", un centro educativo en el que los obstáculos no han vencido la voluntad de aportar a la calidad educativa, especialmente por parte de dos antiguas alumnas y ahora maestras: Diana Rocío y Cristina, docentes del área de inglés.

Diana Rocío Hernández y Cristina Rodríguez entraron al Programa In Service Certificate for English Language Teachers (ICELT), y ahora sus alumnos perciben esta lengua de una manera más cercana: "La han ido apropiando en sus vidas cotidianas", reconocen. "Fuimos convocadas en 2004 por el Ministerio de Educación y el Consejo Británico para realizar un examen por computador, cuyo fin era valorar nuestro nivel de inglés (ver sección Por Colombia, evaluación de estudiantes y docentes).

Más tarde, el MEN nos comunicó que estábamos entre los 30 mejores puntajes (en la primera prueba quedaron en el nivel B2 y en la siguiente entre las más sobresalientes), y que teníamos que presentar una nueva prueba, esta vez en la Universidad de la Sabana... eso nos permitió entrar allí, al curso", señala Diana Rocío.

Cabe anotar que las universidades que hacen parte del programa recibieron en Bogotá un entrenamiento con profesionales de la Universidad de Cambridge (Inglaterra), durante 3 semanas, con el fin de que sean las encargadas de formar a los docentes. Es lo que hoy se reconoce como aprendizaje en cascada.

Las clases del ICELT se enfocan principalmente en la metodología; en enseñar a los docentes técnicas más dinámicas, para que las apliquen en sus clases y motiven a sus alumnos hacia el aprendizaje de la segunda lengua. Los docentes preparan clases que dictan a sus compañeros del curso, se retroalimentan y progresan en su enseñanza. Al mismo tiempo, el programa les exige mejorar su nivel con actividades que requieren investigación, vocabulario más avanzado y análisis; el docente debe escribir un ensayo con los parámetros que los maestros definen para desarrollar un tema.

Con esta información, el docente llega a su clase a aplicar lo aprendido: emplea diversas formas para organizar grupos de trabajo, desarrolla los temas a través de actividades lúdicas, traducciones, canciones, entre otros asuntos. "A todos nos encantan las traducciones, asegura Heidy Vizcaino. Son sobre cosas que viven las personas en otros países y describen la cotidianidad y las costumbres; eso nos permite hacer mesas redondas y hablar en inglés sobre lo que entendimos", cuenta la estudiante.

Así pues, el programa no sólo ha permitido a las profesoras mejorar su nivel sino que sus estudiantes han gozado de los resultados. "He mejorado gracias al cambio que la profesora ha tenido en clase; lo que ha permitido a los estudiantes vencer el temor de hablar en público, de preguntar y entender las explicaciones en inglés". Además, señala la profesora Hernández, "ahora soy capaz de darles instrucciones en inglés y ellos también se arriesgan a preguntarme en la misma lengua; con las nuevas metodologías se interesan más por los temas... a veces me traen cartas de amor para traducir en clase, involucran sus sentimientos e intereses en el aprendizaje".

El poder de las alianzas

Una alianza sirve de punto de partida para empezar un proceso de transformación. El trabajo en equipo entre las universidades formadoras y el Consejo Británico, le ha brindado a los docentes una oportunidad para mejorar su nivel y plantearse la idea de estudiar fuera del país, fortalecer su formación y viajar más seguros del dominio de una segunda lengua.

Ahora, el maestro debe empeñarse en cambiar su realidad y la de sus alumnos. Aunque falten recursos y parezca un reto inalcanzable, la voluntad y el trabajo marcan la diferencia. "Hacer parte del programa ICELT ha implicado un gran esfuerzo: dictar clase, el viaje, los gastos; sin embargo, hemos aprendido mucho y también corregido errores que anteriormente no percibíamos", asegura la profesora Cristina Rodríguez.

El aprendizaje en cascada llega a los estudiantes y padres y madres de familia. Heidy Vizcaino, una alumna de grado noveno, en las noches ayuda a su mamá a realizar las tareas en inglés que ledejan en el bachillerato nocturno. "Yo considero el inglés el centro de todas las materias; siempre me ha gustado, tal vez por eso mi avance ha sido más rápido; le pongo interés a la clase y ella se da cuenta y me compra libros para que lea", dice la joven de 16 años.

Esta experiencia de Cáqueza es significativa porque, gracias al compromiso del docente, fortalece un aspecto del Programa Nacional de Bilingüismo, al plantearse la necesidad de tener docentes con altos niveles de metodología de enseñanza como lo propone el proyecto al año 2010, y buscar formarlos para que logren el nivel B2, y que estos resultados se reflejen en la calidad educativa de su institución.

Los resultados positivos de este programa lo han convertido en una necesidad para algunas instituciones que lo incluyeron en sus Planes de Mejoramiento. El ICELT se está aplicando en Bogotá, Pereira, Bucaramanga, Ibagué, Soacha, Barranquilla y municipios de Cundinamarca, beneficiando a más docentes y, por consiguiente, a sus alumnos, que cada vez están más motivados y reconocen la importancia de una lengua extranjera para su vida futura.