El reto de los Comités Territoriales de Formación de Maestros es ofrecer y contratar una oferta acorde con las necesidades de los docentes y de la región, y consolidar un sistema de información que permita identificar quiénes son y en qué áreas están formados para seleccionar, de manera justa y eficaz, a aquellos que requieren más apoyo académico y profesional.

La Revolución Educativa se ha propuesto como meta mejorar la calidad educativa, a través de la definición de los estándares, lo que le permite a toda la comunidad educativa conocer qué debe saber y saber hacer un estudiante en cada grado. Asimismo, con la realización de evaluaciones periódicas, busca determinar el nivel de competencia alcanzado por los estudiantes, la institución educativa y la región de manera que, en cada instancia o nivel, se tomen las medidas necesarias para obtener mejores logros académicos. Por último está la definición de los Planes de Mejoramiento Institucional, que condensa las actividades administrativas, pedagógicas y de formación de maestros, con el fin de elevar los resultados alcanzados en las diferentes pruebas institucionales y nacionales y mejorar las prácticas pedagógicas en el aula de clase.

Para los Comités Territoriales de Formación de Maestros, encargados de diseñar, contratar y hacer seguimiento a los planes de formación, los Planes de Mejoramiento Institucional y demás estrategias de recolección de información son una herramienta clave para lograr que los programas ofrecidos contribuyan al mejoramiento de la calidad educativa que el país demanda. "La oferta de capacitación a maestros debe estar sustentada en indicadores medibles y en las necesidades reales de los maestros, de las instituciones y de las regiones", afirma Mónica López Castro, subdirectora de Mejoramiento del Ministerio de Educación Nacional. "En este sentido, es muy importante la representación de las Escuelas Normales, de las Facultades de Educación y demás miembros en los Comités. De igual manera, es vital que en ellos se promueva la consolidación de un sistema de información, que identifique las instituciones que están recibiendo formación para sus maestros y ver cuántos y quiénes son estos docentes, de tal forma que se pueda focalizar la oferta de formación de manera más equitativa", subraya.

Un ejemplo visible
Una muestra de la labor de recopilación de información para la toma de decisiones es lo ocurrido en Norte de Santander, que "desde 1999 y hasta 2003 llevó a cabo un plan de formación docente para responder al diagnóstico de necesidades detectadas mediante foros, propuestas y las señaladas por las instituciones en su Proyecto Educativo Institucional y en su Plan de Mejoramiento", como anota Fanny Capacho Mendoza, supervisora de educación y miembro de la Unidad de Calidad del Servicio Educativo. "En este momento, el Plan de Formación Docente 2005-2007, está listo para su aprobación por parte del Comité Territorial de Capacitación Docente.

Adicionalmente, hay programado un encuentro con las 3 Escuelas Normales Superiores -de Ocaña, Convención y Pamplona- que, en compañía de la Universidad de Santander, se encargarán de incorporar los estándares al currículo". En Norte de Santander, el Comité está integrado por el secretario de Educación, el coordinador del área de desarrollo estratégico del Servicio Educativo, los decanos de las facultades de Educación de las universidades de Pamplona y Francisco de Paula Santander, un delegado de la Facultad de Educación de la Universidad Santo Tomás, un representante del sindicato y otro de las Normales, y el secretario técnico, que hace parte de la Secretaría de Educación Departamental.

A través del análisis de los Planes de Mejoramiento y de los resultados académicos de la región, la entidad territorial determina la línea de formación que se requiere para suplir las debilidades. "Para que estos programas de formación den respuesta a las necesidades de los maestros, precisa Mónica López, es necesaria la realización de talleres y que las universidades y las entidades con las que se contrate la formación, ofrezcan propuestas que tengan en cuenta un número de horas igual o mayor al de un diplomado, y que en la metodología se incluyan algunas de estas horas para el acompañamiento directo a los maestros en su aula de clase".

Fortalecer los Comités Territoriales de Formación de Maestros para que tengan unas reglas del juego claras, coherentes con lo que se dispone en la ley, es otro de los retos importantes de la Revolución Educativa. Para ello, a través de encuentros regionales, se ha propuesto cualificar la discusión en torno a su funcionamiento y conformación; en ellos se revisa toda la oferta, con el fin de dar el apoyo técnico para su consolidación.

"Se necesita un comité que cuente con un sistema de información que tenga claro el número de maestros, las áreas en las que están formados, cuáles de ellos tienen especializaciones o posgrados, cuál es la oferta que cada secretaría ha hecho hasta el momento, cuáles han sido o son los beneficiarios y cómo se han fortalecido las instituciones con esa oferta de formación, es decir, su impacto", precisa la subdirectora de Mejoramiento del Ministerio de Educación.

El origen de los Comités
En Colombia, desde 1994, la Ley General de Educación estipuló la conformación de los Comités Territoriales de Formación de Maestros, que congregan a las Secretarías de Educación, las facultades de Educación de las universidades, los centros de investigación especializados, los sindicatos de maestros y demás estamentos relacionados con la formación de los educadores. Estos Comités están bajo la batuta de las Secretarías, instancia que tiene la autonomía de establecer su reglamento, composición, funciones específicas, mecanismos de designación y el perfil de sus miembros, el periodo en el que actuarán, su reelección, la frecuencia de las sesiones, la integración del quórum, la sede de funcionamiento y los demás aspectos de su funcionamiento. En 2002, con la expedición de la Ley 715 y con las disposiciones de la Función Pública acerca de los ascensos y los cargos de carrera administrativa, los Comités tuvieron una pausa, ya que fue necesario reglamentar algunos aspectos relacionados con los ascensos en el escalafón docente, entre otros. Su reactivación busca asegurar la profesionalización y la dignificación de la profesión docente.