Cuando la tecnología, la educación y la creatividad de maestros y niños caminan en una misma vía, imaginación y sueños se las ingenian para hacerse realidad. Tres alumnos y un profesor del colegio del resguardo de San Jerónimo recibieron el Premio Colombiano de Informática Educativa por la creación del himno del colegio con el software educativo MicroMundos.

San Jerónimo es un resguardo indígena del municipio de Riosucio, Caldas, habitado por 500 familias. La población más cercana es San Lorenzo, otro resguardo a una hora de camino. La "civilización" está a dos horas y 45 minutos en carro y tiene nombre propio: Manizales.
El resguardo, compuesto en buena parte por casas de bahareque, está rodeado por montañas, tiene una temperatura promedio de 19° C y una nutrida población estudiantil que asiste a clases en el Centro de Educación San Jerónimo, situado en pleno centro. El único medio de comunicación con el mundo exterior es una línea telefónica que funciona a ratos.

A pesar de su escondida geografía y de su limitada comunicación hacia fuera, están al día con el uso de las nuevas tecnologías en el aula. Pueden contar con orgullo que tres de sus compañeros, ya graduados, compusieron el himno del colegio con el programa MicroMundos, por lo que recibieron el premio colombiano de Informática Educativa en el año 2000.

Desde entonces, los 403 niños que estudian en el Centro Educativo lo entonan cuando izan la bandera; y por reflejar el modo de vida y la filosofía de la comunidad, las estrofas han trascendido los muros del colegio convirtiéndose en un canto a San Jerónimo.

El proyecto lo realizaron tres estudiantes: Sonia Cristina Betancourt, Héctor Enrique Bueno y Erica Andrea Largo, quienes trabajaron con el profesor de la asignatura Artística, Héctor Darío Bueno.

Tecnología en el campo

"Cuando llegó la tecnología al campo, para nosotros era una gran novedad. Nunca habíamos tenido la oportunidad ni siquiera de ver un aparato de esos. Además, había sólo cuatro computadores y no podíamos trabajar mucho tiempo en ellos pues eran muy pocos para la cantidad de niños", recuerda Sonia Cristina, quien ahora hace un secretariado en contabilidad en el Sena de Pereira.

"Un día surgió la idea, de parte del profesor Héctor Darío, de buscar frases bonitas de cómo era la vereda y cómo darla a conocer. Con esas frases, él propuso que compusiéramos un himno al colegio. Se hizo un concurso entre los alumnos del salón y empezamos a seleccionar las frases. Esa fue la parte más difícil; luego trabajamos con el pentagrama de MicroMundos y, con lo que teníamos en la mente, poco a poco se fue creando el himno".

Así empezaron a gestarse las tres estrofas que, junto con los sonidos del violín, la marimba y la guitarra de MicroMundos, dieron por resultado un trabajo digno de mostrarse.

"Para nosotros no fue tan difícil hacer esta composición, fue como una diversión. No sabíamos que iba a ser tan innovador, menos que nos ganaríamos un premio y nos llevarían hasta Bucaramanga para recibirlo", agrega Sonia Cristina.

El profesor Héctor Darío Bueno recuerda que los tres alumnos tenían muy pocos conocimientos musicales, pero el programa, dotado con un pentagrama y diferentes sonidos instrumentales, les dio las bases para sacar a luz su creatividad. "Los tres alumnos empezaron a ponerle sonidos a las frases que se habían elegido para el himno".

"Una vez tuvimos digitalizada la música y la letra, la banda del resguardo vecino, San Lorenzo, nos hizo el arreglo musical y hoy tenemos grabado el himno", agrega el profesor Bueno, quien manifestó con gran beneplácito que la gran acogida al himno se debe a que el resguardo lo reconoce como representativo de la comunidad.

Silvia Espinosa, directora del Centro Educativo San Jerónimo, valora la labor realizada con las nuevas tecnologías dentro del programa de Escuela Virtual, estrechamente ligado con Escuela Nueva, metodología que ha incentivado la libertad de pensamiento y creatividad en los estudiantes para adelantar proyectos como la composición del himno.

Para la comunidad de San Jerónimo esta experiencia se reflejó no sólo en un himno que todos cantan con orgullo, sino en la semilla del conocimiento para muchos jóvenes que, como Sonia Cristina, tienen el gran anhelo de estudiar y regresar a su comunidad para "convertirse en una líder, hacer algo por la vereda y enseñarles a los niños todo lo que pueda, para que no dejen el resguardo".