Cómo es posible que desde la educación podamos participar de la cosa pública; entre todos, realizamos acciones para formar en educación para la sexualidad.

Aun cuando para muchos estudiantes y docentes el Programa de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía (PESCC) no representaba otra cosa que "uno más de los múltiples proyectos que llegan a las Escuelas Normales para hacer que estudiantes y docentes sirvan como conejillos de indias" y probar lo 'último en materia de educación y pedagogía', desde un comienzo observé que ésta sería una gran oportunidad para generar cambios en y desde la escuela, no sólo en los y las estudiantes y docentes sino en las directrices institucionales y en la vida afectiva comunitaria.

La primera apuesta fue conocer exactamente de qué se trataba la nueva propuesta y en qué consistía la Educación para la Sexualidad.

Sexualidad: ése sí que fue un término que vino a dar luz a una comunidad sesgada por el tradicionalismo y la imposición de los tabúes y las reglas morales.

Pues bien, estudiantes y docentes de la Institución Educativa Normal Superior Montes de María, en San Juan Nepomuceno, centro del departamento de Bolívar, nos dimos a la tarea de acercarnos a la propuesta y ensayar, junto con los docentes que titulaban el proyecto, acciones que dieran cuenta de cómo estábamos en sexualidad, en lo personal e institucional.

Al conocer la propuesta y establecer las diferencias con respecto a lo que se consideraba como educación sexual, pude apreciar que no había mucha diferencia entre algunos de los proyectos liderados por la Institución y la propuesta del Ministerio. Es más, la propuesta vino a orientar algunas de nuestras acciones, mostrándonos aquellos aspectos en los que nos habíamos quedado cortos.

De esta forma, poco a poco, con mis compañeros de clases del Ciclo Complementario de Formación Docente Inicial y algunos docentes, nos percatamos de cuán necesario era trabajarla, ya que nos permitiría un mayor acercamiento a la vida de nuestros estudiantes al favorecer el encuentro con los otros a partir de la vida afectiva, en una cultura de paz, respeto, igualdad y valoración de las diferencias.

Cada vez la propuesta se iba abriendo espacio en la escuela y al descubrir, en una reunión, que no era la única que trabaja el proyecto en la localidad, me sentí muy apoyado cuando decidí hacer parte de la Mesa de Trabajo Municipal y trabajar a nivel intersectorial en la construcción de políticas públicas en materia de ESCC.

Desde la Escuela, tomé parte en la elaboración de las matrices de trabajo, talleres, exposiciones y actividades que en el marco del proyecto y en el encuentro con otros proyectos formaban un todo dinámico.

Para mí, fue una gran experiencia llevar el proyecto a todos los lugares a donde iba y hablarle de él a las personas que encontraba a mi paso: mi familia, mis amigos, mis compañeros de clases...

Además, lo que más me gustó fue que se evidenciaba que no se abordaba en forma aislada del desarrollo de los encuentros pedagógicos propios de los diversos grados, sino que desde los mismos se podía trabajar fácilmente toda clase de competencias: ciudadanas, en ciencias, lenguaje, matemáticas, en fin, en todas las áreas del conocimiento.

El proyecto realmente nos ganó a todos, mostrándonos que no podemos limitarnos y, mucho menos, limitar a nuestros estudiantes. Su imaginación y sus necesidades de aprendizaje son múltiples.

Una de las más grandes experiencias fueron las actividades relacionadas con los hilos conductores para los estudiantes de los grados preescolar y primaria, desde la práctica pedagógica investigativa. Por ejemplo, las del hilo Derecho a la libertad de elección y respeto a la diferencia, con estudiantes de grado preescolar. Asimismo, nos acercamos con mis compañeros de equipo al ámbito de la homosexualidad partiendo del filme Secreto en la Montaña. En un comienzo, muy temerosos frente las reacciones de los estudiantes y padres de familia, tanto nosotros como los docentes de las escuelas, mostramos imágenes editadas sobre la amistad entre personas del mismo sexo. ¡¿Cuál sería nuestra sorpresa al ver que ellos comentaban las escenas y sabían lo que pasaría en escenas futuras?! Quedamos perplejos al descubrir que conocían por completo el filme y aún más, algunos casos de personas homosexuales de su comunidad, sus prácticas, sitios de encuentros,... todo.

Evidenciamos que nuestros niños y niñas se forman en toda clase de ámbitos sexuales desde mucho antes de llegar a la escuela, y que nuestra misión como docentes es ser proactivos y orientar todos los procesos desde el desarrollo de competencias para abordar la ciudadanía como un escenario de paz y encuentro entre hombres y mujeres.

De la misma forma, se hizo evidente la urgencia de orientar a los niños y niñas en sexualidad, y que no podíamos hacerlo solos. Desde la Mesa de Trabajo Municipal y con el apoyo de muchos docentes, de la Normal como de las otras instituciones educativas del Municipio, y algunos estudiantes del Ciclo Complementario, decidimos aprovechar la "temporada de elecciones".

A mediados de septiembre, cuando las campañas políticas de alcaldes, gobernadores y concejales estaban en su máximo apogeo, vimos la oportunidad para formar parte de la cosa pública en lo que realmente nos compete. Se organizó un Panel Municipal de Políticas Públicas sobre Juventud y Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía (ESCC). Se expusieron los avances a nivel municipal, alcanzados por las diferentes instancias intersectoriales y, además, se logró que los candidatos a los cargos públicos señalaran las acciones que realizarían durante su mandato sobre los tópicos anteriormente mencionados.

Luego de conocerlas, se presentó la propuesta del Ministerio de Educación y se conformaron mesas de trabajo intersectoriales que facilitaron la construcción de Políticas Públicas.

Sí podíamos entonces participar de la cosa pública y sí podemos, entre todos, realizar acciones para formar en educación para la sexualidad.

Algo sí es cierto, el mayor de todos los aprendizajes: no estamos solos en el proceso. Ése es un fin público y es misión de cada uno de los sectores aportar al mismo. Es por ello que todos debemos conocer y hacer valer la propuesta y llevarla a todos los espacios posibles. Sólo resta decir: ¡Anímate, acepta el reto de formar en Educación Para La Sexualidad! ¡No te vas a arrepentir!

(*) Normalista de la Escuela Normal de San Juan Nepomuceno