"En la Institución Educativa Indostán, los niños nunca piensan que la evaluación es un castigo"; tal vez por eso, "no planean trampa alguna para lograr superarla. Saben que es parte de un proceso y que les ayudará a aprender mucho más". Las palabras son de Néstor Javier Martínez, rector de esta institución rural, ubicada en Puerto López, Meta.
El primer paso es que los estudiantes se acerquen a las competencias, orientados por el maestro y a través de lecturas y guías que les ayudan a construir conceptos. Posteriormente, niños y muchachos realizan un trabajo de campo, articulado a los Proyectos Pedagógicos Productivos (PPP), que se han convertido en una herramienta creativa, valiosa y de alternativa económica para un lugar en el que el modelo aplicado es Escuela Nueva.
De acuerdo con Martínez, en el Indostán los estudiantes desarrollan en grupo las competencias básicas y laborales, "establecidas en el Proyecto Educativo Institucional" (PEI). Cultivan y procesan la estevia, una planta cuya flor sirve como endulzante natural, y varias hierbas aromáticas. El PPP se articula, además, con el proyecto de democracia, creando el Ministerio de la Estevia, gracias al cual se decide, por ejemplo, dónde sembrar, cómo vender el producto y a qué destinar el dinero obtenido por las ventas.
Una herramienta novedosa que sirve como apoyo a este PPP es el software de aprendizaje y evaluación, creado en 2007 y basado en diapositivas, gráficas e ilustraciones que presentan y describen el tema al estudiante y que pretenden reforzar conceptos y competencias. Con él, niños y niñas se acercan al proyecto a través del uso del computador descubriendo, por ejemplo, qué es la estevia, para qué sirve y cómo debe ser cuidada en el cultivo. Esta misma herramienta les propone un conjunto de actividades en el huerto y les formula una serie de preguntas relacionadas con la temática desarrollada.
La evaluación varía de acuerdo con el grado en el que se encuentre el estudiante, explica el rector. Así, los más pequeños de preescolar tienen que pintar la planta en el computador, mientras que los alumnos de grado 5° responden preguntas con una única respuesta o resuelven una sopa de letras en la que aparecen conceptos clave de la materia.
A partir de esta primera evaluación, los docentes realizan un diagnóstico del desarrollo de las competencias de cada uno de los niños, y los estudiantes se autoevalúan y coevalúan, con el objetivo de detectar, de forma individual o colectiva, en qué va el proceso de aprendizaje. Finalmente, y de acuerdo con los resultados, los maestros formulan planes de mejoramiento con más actividades complementarias.
"Es un modelo flexible a las condiciones del aprendizaje del estudiante", asegura el rector Martínez, y agrega que esta es una manera de observar al estudiante como un ser integral único, con procesos de aprendizaje distintos uno del otro, pero brindando oportunidades a todos de desarrollar las competencias pertinentes para cada nivel.
Un software para cosechar habilidades, al tablero no.44 |