A decir verdad, el compromiso de Mónica Osorio fue el resultado de un análisis propio, motivado por las condiciones en las que encontró el Centro Educativo La Floresta tras su llegada. "El panorama no era muy alentador, las necesidades y debilidades saltaban a la vista". Su análisis dejó entrever falta liderazgo en los niños y niñas, poca participación en clase, desconocimiento de lo que pasaba a su alrededor, escaso amor propio, falta de sentido de pertenencia -a la escuela y la vereda-, deficiente expresión oral, y timidez y pena ante los compañeros y personas desconocidas. Estos factores, en contraste con los positivos -voluntad para realizar las labores domésticas, amor por la tierra, ganas de hacer bien las cosas y conocimiento e interacción con la naturaleza-, la llevaron a desarrollar una singular idea.

Pensando en las características netamente rurales de la población de La Bodega, se le ocurrió la realización y producción de un noticiero de televisión rural, elaborado y dirigido por los mismos habitantes de la vereda, y en el que ellos fueran protagonistas, realizadores, camarógrafos, asistentes, periodistas, guionistas y directores. Así, pensó, podría ayudar al desarrollo de sus habilidades comunicativas, de sus formas de expresión y al fomento de espacios de participación y convivencia entre familias y vecinos. Entonces tituló el proyecto Importancia de los medios de comunicación dentro de una comunidad rural, participación y convivencia.

Como el Centro Educativo carecía de los recursos económicos necesarios, buscó un aliado. Esmeralda Culma, comunicadora, "se enamoró de la idea, aceptó trabajar con y para la comunidad, y lo hizo ad honorem", subraya.

Lo primero fue citar a los padres de familia para "pedirles permiso con el fin de que sus hijos llegaran al mundo mágico de cómo es y cómo se hace la televisión", cuenta la docente Mónica Osorio. Y agrega: "Nuestra primera jornada con los niños fue un desastre. Muchos se asustaron con las cámaras, mientras que la gran mayoría mostró un asombro total frente a la parafernalia de la televisión". Entonces tuvieron que dar un paso atrás. Esmeralda les dio una charla para motivarlos. Sin embargo, aquellas palabras, según Osorio, "no estaban en el léxico ni en la vida de los pequeños". Había desorden y desinterés.

Fue en este momento cuando tomaron la decisión de que los niños y las niñas tomaran la iniciativa. "Algunos salieron corriendo por todos lados y, como la escuela tiene dos nacimientos de agua y una quebrada, la mayoría se fue a buscar cangrejos; sabíamos que lo central era canalizar su energía y aprovechar sus intereses y creatividad", asegura Osorio.

Así, diseñaron un espacio para rescatar la imaginación de los niños por medio de un ejercicio de análisis y observación de la biodiversidad del entorno. Se buscaba que los pequeños descubrieran nuevos mundos imaginarios, inspirados en la exuberante vegetación que los rodeaba; que expresaran, por medio de dibujos, el ambiente que compartían día a día: "la inspiración estaba en las piedras, en los troncos, en las raíces de las guaduas, en las nubes...".

Luego vino el complemento técnico, porque se trataba de lograr una buena realización y producción para un noticiero que, finalmente, habían acordado entre todos. El primer eslabón fue pedirles que definieran, en sus propias palabras, "qué es un noticiero y qué una noticia, e identificar los medios a través de los cuales un suceso puede llegar a lectores, televidentes, radio-oyentes o cibernautas".

De ahí cada niño empezó a identificar sus fortalezas. Hoy, 17 estudiantes y 8 padres de familia tienen sus funciones plenamente determinadas. Los niños y niñas se organizaron en cuatro grupos y se ha escogido un equipo técnico de asistentes, camarógrafos, luminotécnicos y sonidistas; otro de producción y presentación (3 personas); uno más de redacción, encargado de leer el off de las notas que leen los presentadores y, por último, el creativo, encargado de leer los comerciales. En el trabajo intervienen, además, Esmeralda Culma, como coordinadora general, y los 8 padres de familia.

Nuestro proyecto, afirma Mónica Osorio, desarrolla las competencias ciudadanas al fortalecer valores como la participación y la convivencia, "ejes fundamentales para la formación y la vida en comunidad".

Asimismo se ha logrado una innovación para el PEI del Centro: "Hacemos un trabajo transversal a todas las áreas del conocimiento, y de proyección de la institución entre la comunidad".

En el futuro se ampliarán las iniciativas de uso pedagógico de medios. Se planea crear un Centro de Recepción de Noticias, para acopiar la información de 8 escuelas rurales que integran la Asociación Educativa La Floresta. Y como dice la maestra Osorio, luego de analizar los logros en el desarrollo de niñas y niños, entre los que destacan su progreso en expresión y el sentido de pertenencia veredal, se avanza en la consolidación de un periódico. "Ya hemos publicado dos ejemplares del Reportero Ambiental". La infraestructura no es la mejor, pero hoy tienen un computador en el que los pequeños de La Floresta hacen sus pinitos en diseño gráfico.