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La educación cívica en Colombia una mirada internacional

Colombia participó en el Segundo Estudio Internacional de Educación Cívica. Si bien el país ocupó el último lugar en conocimientos sobre el tema, se situó entre los primeros en opiniones favorables hacia la democracia y la participación.

La prueba la presentaron 5.047 estudiantes de calendario A y B de 152 colegios. Los alumnos que participaron tenían en el momento del estudio entre 14 y 15 años y cursaban octavo grado de educación básica secundaria. También participaron en el estudio 352 maestros y 152 rectores de colegios tanto públicos como privados.

En el mundo se han realizado dos pruebas internacionales sobre educación cívica. La primera, en 1971, con participación de nueve países y la segunda, que se comenzó a realizar en 1995, con 28 países participantes entre los cuales estaban Chile y Colombia.

La razón por la cual se decidió hacer un segundo estudio internacional sobre cívica tiene que ver con los múltiples cambios experimentados en el mundo entre los años setentas y el fin del siglo: globalización, multiculturalismo, caída del socialismo, cambios en el papel de la juventud, revolución científica y técnica - ahora con la modalidad digital, y los profundos avances en las comunicaciones, la genética, la física y otras áreas.

En Colombia la prueba la presentaron 5.047 estudiantes de calendario A y B de 152 colegios. Los alumnos que participaron tenían en el momento del estudio entre 14 y 15 años y cursaban octavo grado de educación básica secundaria. También participaron en el estudio 352 maestros y 152 rectores de colegios tanto públicos como privados.

Perfil de los estudiantes


Los jóvenes encuestados nacieron entre 1985 y 1986: pertenecen a una nueva generación de personas que vieron la luz con la toma del Palacio de Justicia; se iniciaron en el lenguaje con la caída del muro de Berlín y con el movimiento por la Constituyente en Colombia, e iniciaron la "edad de la razón" con la expedición de la Nueva Constitución Nacional. Es una generación que ha sido educada en medio de la inercia del movimiento pedagógico de los ochentas y en el espíritu de la Ley 115 de 1994 que transformó el sistema escolar: se incorporaron los Proyectos Educativos Institucionales -PEI-, el gobierno escolar y los manuales de convivencia, entre otros.

Qué tanto han calado estos principios y normas en las instituciones y en los colombianos a diez años de la Constitución, a cinco años de la nueva ley de educación, a cuatro de promulgado el Plan Decenal, es lo que se podría evaluar a partir de los resultados del Segundo Estudio Internacional de Educación Cívica.

Los resultados


La mayor conclusión que se deriva de una primera lectura de los resultados, es que la ubicación de Colombia en materia de conocimientos de educación cívica y democracia, sigue la pauta de lo ocurrido con la Tercera Encuesta Internacional de Ciencias y Matemáticas -TIMMS. Como se recuerda, Colombia ocupó entonces el penúltimo lugar, superando únicamente a Suráfrica entre 41 países.

No obstante, en el caso de educación cívica existe una diferencia importante a favor de Colombia. En otra dimensión de la prueba, que medía actitudes hacia la democracia y no conocimientos, los jóvenes colombianos se sitúan en la media o por encima de ella en la preferencia de valores como la participación, la tolerancia, el pluralismo, la perspectiva de género y otros ideales que son cruciales para la formación democrática. Y aunque siempre habrá diferencia entre actitudes y comportamientos, la consecuencia que se deriva de esta muy buena posición alcanzada por el país, es que hay un potencial enorme de cambio positivo en los jóvenes y en las escuelas.

Factores asociados


Existen factores socioeconómicos de cada país que determinan en parte los resultados del estudio: la expectativa de escolaridad es el principal factor (en Colombia el promedio de educación por persona no supera los siete grados escolares), asociado a la tasa de escolaridad en educación media (Colombia está por debajo de 77% con Rumania y Bulgaria) y a la proporción del PIB destinada a educación (proporción que varía entre 8,3% en Suecia y menos de 4,4% en Colombia). En el caso de Colombia, los datos del Estudio de Cívica muestran que de cada 10 estudiantes, sólo tres tienen interés en terminar el bachillerato para continuar con una carrera.

También son indicadores correlacionados con los resultados en conocimiento el acceso a periódicos (65% respondió que no lo recibe en su casa), el número de libros en el hogar y el nivel educativo de los padres. Sobre este último punto, los datos son preocupantes: sólo 10% de los padres terminó bachillerato y 8% tuvo acceso a la universidad.

Este bajo nivel educativo de los padres impide la creación de espacios familiares estimulantes, en los cuales se "encienda" la biblioteca antes que el televisor y que permita a los padres compartir con el estudio de los hijos más allá del formalismo de las tareas. En este sentido el bajo nivel educativo de los padres y las pocas aspiraciones de estudio de los jóvenes se cultivan alrededor del televisor, del bajo nivel de lectura y de la falta de planeación del tiempo libre.

Factores propios de la escuela


A la pregunta «¿Qué materia(s) relacionada(s) con educación cívica enseña en este año escolar?», los maestros colombianos respondieron con una gama muy amplia, hecho que revela la dispersión de la enseñanza de las ciencias sociales: como primera opción registraron ética (27%), ciencias sociales (27%), democracia (21%) religión (14%), filosofía (2%) y 10% que se ubica en otras.

Mientras en la mayoría de los países participantes en el estudio los profesores están de acuerdo con integrar la educación cívica al conjunto de las ciencias sociales (80%), en Colombia las preferencias de los maestros apuntan a que sea al mismo tiempo un eje transversal, una materia específica y una atmósfera de la escuela. A la vez, hay un rechazo mayoritario a que la educación cívica sea un asunto extracurricular (76%).

Cuando se les pregunta a los docentes sobre qué enseña la educación cívica, la mayoría no sabe o no responde, dato que en sí mismo es elocuente. Y cuando se profundiza sobre qué se debería enseñar, 41% no sabe o no responde, lo cual puede obedecer a la falta de lineamientos curriculares claros en ciencias sociales y a la ausencia de estrategias efectivas de enseñanza que integren la formación en valores y educación para la democracia con el conjunto de las ciencias sociales: geografía, historia, economía y política, entre otras.

Es preocupante que cuando se pregunta a los maestros sobre qué valoración otorgan y deberían otorgar al conocimiento de la educación cívica, respondan respectivamente con 11% y 4%, porcentajes que contrastan con lo indicado por los profesores de Polonia (país situado en primer lugar tanto en conocimientos, como en actitudes), los cuales indicaban que el énfasis en conocimientos acerca de la sociedad en el momento era de 87% y que debería reducirse a 54%.

De lo anterior se deduce que los maestros colombianos han otorgado poco valor al conocimiento de la sociedad. De aquí se desprende la necesidad de un trabajo consistente que vincule a las ciencias sociales y a las facultades de educación en estrategias que apunten a una enseñanza más rica sobre el tema.

Las actitudes


El estudio contenía 4.5 veces más preguntas sobre actitudes que sobre conocimientos. Se indagó sobre democracia, ciudadanía, gobierno, confianza en las instituciones, oportunidades reales y posibles para distintos grupos sociales, inmigrantes, sistema político y política, escuela, currículo, acción política, ambiente del salón de clase, uso de internet y visión del conflicto.

Tendencias principales


Las actividades relacionadas con participación en movimientos sociales son consideradas muy importantes en Colombia, Chipre y Grecia.

El interés por la política en la mayoría de los países es moderado. Sólo en Colombia, Chipre, Rusia y la República Eslovaca hay más de 50% de los estudiantes de acuerdo o muy de acuerdo con el tema, a diferencia de Inglaterra, Finlandia y Suecia, donde el interés por la política no alcanza 25% de los jóvenes.

Los puntajes más altos en la escala de participación convencional se encuentran en Colombia, Hong Kong, Latvia, Polonia, Rumania y Estados Unidos.

En Colombia y Chile, 75% de los estudiantes declararon que estarían dispuestos a recoger firmas en pro de causas sociales o políticas.

En Colombia, Chipre, Grecia e Italia, más de dos terceras partes querían participar en demostraciones no violentas.

Estudiantes de Colombia, Estados Unidos, Grecia y Noruega reportaron atmósferas abiertas en el salón de clase para discusión de temas de educación cívica.

Colombia está arriba de la media en confianza de los estudiantes en participación en la escuela.

Como dato muy interesante del conjunto del estudio, se revela que las diferencias de género en conocimientos y en actitudes han disminuido en todos los países, hasta ser casi nulas.

La imagen que surge de estas actitudes es la de estudiantes interesados por su país, por la participación política, por las causas sociales, ajenos al uso de la violencia y activos en el gobierno escolar. Si se completan estas respuestas con las actitudes de los maestros y con lo que ellos enseñan, se obtiene un cuadro de una educación que aprecia la democracia y que, en consecuencia, dibuja un cuadro de nación reconciliada con la misma.

Conclusiones del estudio


A pesar del déficit en conocimientos, Colombia sobresale en el ámbito internacional por una cantidad no despreciable de actitudes favorables de los estudiantes hacia la democracia.

La falla en conocimientos responde en parte a factores como baja expectativa de continuar estudios, baja tasa de escolaridad, insuficiente proporción del PIB en educación, escasos niveles de ingreso y educación de los padres, falta de lineamientos curriculares, escasa formación de maestros, textos, entre otros.

Colombia necesita sustentar las buenas disposiciones y actitudes de los estudiantes hacia la democracia con una enseñanza más creativa y enriquecida de las ciencias sociales. Las actitudes por sí mismas no garantizan el mínimo común denominador de ciudadanía, que requiere conocimientos críticos sobre la sociedad, el estado, el gobierno y las relaciones internacionales.

Países participantes


Los países participantes en el estudio fueron: Bulgaria, República Checa, Estinia, Eslovaquia, Hungría, Latvia, Lituania, Polonia, Rumania, Rusia, Eslovenia, Chile, Colombia, Estados Unidos, Alemania, Suecia, Suiza, Italia, Noruega, Finlandia, Bélgica, Australia, Dinamarca, Inglaterra, Grecia, Chipre, Hong Kong y Portugal.

La educación cívica en Colombia una mirada internacional; participación
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