Hablar sobre competencias comunicativas es hablar sobre el pensamiento hecho palabra, sobre la necesidad que tiene todo ser humano de comunicarse, de interactuar, de transmitir sus ideas con la mente, con su cuerpo, con su actuar.

Somos competentes a nivel comunicativo cuando desarrollamos la capacidad de escucha, de interacción, de interlocución. Cuando podemos expresar nuestros pensamientos e ideas de manera coherente, para nosotros mismos y para los demás. Pero, ¿cómo logro desarrollar competencias comunicativas dentro del aula de clase?

Desde mi experiencia, considero que la mejor forma de desarrollar competencias comunicativas en el aula es abriendo espacios de conversación informal en los que cada uno, independiente de la clase que tome, tenga un momento para conversar tranquilamente sobre sus experiencias, para compartirlas con los compañeros y realizar las memorias de las diferentes historias narradas.

Si bien es cierto que una competencia comunicativa es la base de una sociedad desarrollada, también es cierto que, para iniciar el desarrollo de la misma, debemos partir de la necesidad del hablante, del escribiente, de su realidad permanente y mostrar cómo, a través del lenguaje, la escritura, la lectura y el dibujo, el aprendiente puede transformar su realidad por una realidad mejor.

Las competencias comunicativas abarcan todas las áreas del conocimiento: la comprensión del mundo, el descubrir, el ubicar dentro de un contexto diferentes formas de comunicación. Cada expresión que realiza un niño, cada elemento que él desarrolla dentro del aula de clase es una competencia comunicativa. La forma como lee, como se comporta, como realiza sus actividades, su postura corporal, etc., es un estilo propio de comunicación.

Constantemente, el ser humano comunica, transmite sentimientos, que son nuestra historia como ciudad, como país.

Lo que hacemos en la institución
Con los niños de 3º. B de la I.E.D. Costa Rica se adelanta un proyecto de aula, enfocado al desarrollo de las habilidades comunicativas.

Cada día, los estudiantes tienen una actividad diferente, que desarrollan en un tiempo de 10 a 15 minutos, en los cuales interactúan contando experiencias o vivencias de sus casas, de sus amigos, de la escuela; en otras ocasiones llevan libros de lectura para compartir; en otros momentos, tiras cómicas para ser leídas e intercambiadas; organizan un sociodrama o realizan un dibujo libre. Pero siempre, las actividades pretenden que expresen libremente sus ideas, sus pensamientos y sus sentimientos.

Hasta el momento se ha logrado que los estudiantes acepten sus errores, hablen con mayor tranquilidad, mejoren su lectura y su escritura, tengan propiedad cuando desean preguntar algo y organicen grupos de trabajo para exposiciones, sobre los temas que ellos desean. Son mucho más espontáneos, les gusta participar y pasar al tablero a realizar ejercicios, han desarrollado más responsabilidad y autonomía en sus trabajos escolares.

Pero para alcanzar esto, también me he involucrado: les cuento mis historias, mis errores, mis aciertos, participo, los animo constantemente y estoy allí, brindando un acompañamiento permanente basado en el afecto. Este es un proyecto que lleva una dosis extra de cariño dentro del aula de clase, que no se lograría sin el apoyo y la colaboración de padres y madres de familia y de las directivas del colegio.

Me gustaría compartir más experiencias a nivel de competencias comunicativas, ya que sólo muestro aquí el comienzo de un proyecto que pretende desarrollar habilidades comunicativas dentro y fuera del aula de clase.