Para la construcción colectiva del Plan Nacional Decenal de Educación es indispensable el debate público, es decir, una deliberación visible, abierta a la participación de todos los colombianos para que se manifiesten y expresen sus puntos de vista y propongan alternativas, que incluya a todos los que se reconozcan involucrados de una u otra manera en el tema, aunque no hagan parte formal o directa del sistema educativo. Así, el debate no solamente les concierne a las instituciones educativas sino que es un instrumento de la participación ciudadana, tal y como la entiende la Constitución Política.
Lo que se ha propuesto la construcción colectiva del Plan es superar reclamos comunes relacionados con las dificultades que enfrentan las personas para una participación efectiva, como no utilizar los espacios dispuestos porque piensan que de nada sirve expresar sus argumentos si estos no van a ser tenidos en cuenta, no tener la información necesaria para que su participación represente aportes significativos, o estar dispuestos a discutir y argumentar pero no a asumir la corresponsabilidad en las decisiones que resulten de la deliberación.
El debate sobre la educación es una excelente oportunidad para aprovechar, con autonomía, capacidad de deliberación y responsabilidad, un espacio del ejercicio ciudadano y de la competencia comunicativa. Se trata de un intercambio constructivo en el que las personas expresan sus opiniones y son capaces de adoptar las perspectivas de los demás. Asimismo, que se facilite la resolución de problemas mediante la deliberación y la construcción de mínimos comunes que hagan productivo el debate y la búsqueda de soluciones a favor del interés colectivo.
La participación es, fundamentalmente, una acción comunicativa y directamente proporcional a la comunicación (ver gráfico). Cuanta más capacidad exista de poner en común la construcción de un sentido entre varias personas, aumenta la posibilidad de que ese sentido sea resultado de una decisión compartida.
Competencia para recibir, interpretar y producir información. En la base de la participación está la información. Una persona que tiene información sobre algo que la afecta o involucra está más dispuesta a participar con respecto a aquello que la afecta. Pero no basta con tener información. Es preciso aprender a interpretarla, manejarla, valorarla y utilizarla. De la misma manera es necesario desarrollar la capacidad de producir información, de valorar nuestra responsabilidad de comunicar en forma comprensible aquello que sabemos y afecta a otros. La información es un bien de interés público.
Competencia para consultar y ser consultado. Consultar significa asesorarse de otro, conocer su punto de vista y considerarlo en la decisión. Ello supone el compromiso ético de utilizar responsablemente la información para respaldar la decisión. Tanto el consultante como el consultado, que deben desarrollar la capacidad de respetar esa decisión, se benefician de la consulta. No se responde a una consulta sobre la base de que nuestro aporte tiene que ser el que se imponga, pues estaríamos asumiendo que no fuimos consultados sino llamados a decidir.
Competencia para deliberar. Deliberar es exponer nuestros argumentos y defenderlos con firmeza, dispuestos a la negociación, y a la vez estar preparado para escuchar y enriquecer o modificar los argumentos teniendo en cuenta las conversaciones con los otros. Quien se sienta a una mesa de deliberación con la decisión previa de que sus argumentos deben imponerse, no delibera sino impone.
Competencia para concertar. Concertar significa poner en juego los propios intereses y estar preparado para ceder y conceder, en una negociación compleja en la cual se renuncia, en alguna medida, para ganar en la decisión final, teniendo en cuenta la prevalencia del interés colectivo. Este es el ideal de construcción de lo público y es una de las etapas más maduras y significativas.
Competencia para asumir la corresponsabilidad. Es la responsabilidad y el compromiso que le compete al ciudadano, a la luz de sus derechos y obligaciones, con respecto a la implementación de las decisiones. Esa capacidad de llevar a la práctica las decisiones no recae solamente en quien tiene el poder de tomarlas. Por eso es necesario conocer los alcances y medir las consecuencias de la corresponsabilidad, así como estar informados y preparados para asumirla.
(*) Asesor de Movilización Social del Plan Decenal Nacional de Educación 2006-2015
Competencias comunicativas para la participación; Altablero No.40 |