Como es bien conocido por los colombianos, el Gobierno Nacional se ha comprometido con la seguridad democrática y de ella hacen parte una serie de disposiciones que tienen como objetivo, en el corto y mediano plazo, recuperar la calma y devolver la tranquilidad a los colombianos. Sin embargo, en el largo plazo, también es claro para el Gobierno que lo único que garantizará un país en paz es lo que logremos avanzar en educación. Logros, metas y retos luego de un año de gestión.

A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos diez años en materia de educación en Colombia, aún estamos muy lejos de alcanzar los promedios latinoamericanos en cobertura y calidad.
Con base en esta realidad y convencidos de que sólo a través de la educación se podrán formar ciudadanos solidarios, con sentido de pertenencia, justos, participativos, responsables y comprometidos con el futuro del país, el Estado Comunitario se planteó como uno de sus principales retos la Revolución Educativa. Así, y por medio del Plan de Desarrollo, se trazaron tres ejes principales: la ampliación de cobertura, el mejoramiento de la calidad de la educación y la eficiencia del sector educativo. Para asegurar el cumplimiento de estos objetivos, desde el comienzo de la administración se pusieron en marcha 40 proyectos, que serán financiados a través de los recursos de la participación en educación en el Sistema General de Participaciones, del presupuesto nacional y de crédito externo.

Una Revolución de prioridades

La Revolución Educativa es una estrategia de prioridades que busca que todos los niños y jóvenes del país vayan a las escuelas y colegios, aprendan lo que deben aprender y sepan utilizar esos conocimientos en su vida diaria y en la construcción de un mejor país. La meta es transformar el sistema en magnitud y pertinencia y poner en marcha un sistema de mejoramiento continuo, que en diez años asegure la cobertura universal y nos ubique en los primeros lugares del promedio latinoamericano en términos de calidad.

En estos cuatro años, con base en las estrategias de reorganización, mejor utilización de los recursos humanos, físicos y financieros y la adición de nuevos recursos del Fondo Nacional de Regalías y del ahorro resultante de la supresión de las contralorías departamentales y municipales -en caso de aprobarse el referendo-, el compromiso es ampliar la cobertura con calidad en educación y generar 1´500.000 nuevos cupos en educación básica y media y 400 mil en educación superior.

Por esta vía y al cumplir un año de gestión, se ha logrado completar cerca de una tercera parte de la meta en preescolar, básica y media. Al mes de julio de 2003 y según los reportes de matrícula, 477.598 niños nuevos ingresaron a las aulas.

El fin no es ampliar la cobertura indiscriminadamente sino focalizar según problemáticas y necesidades. La obligación es atender a grupos vulnerables, como los indígenas, las poblaciones rurales dispersas, los desplazados por la violencia y los discapacitados, además de resolver problemas como la deserción, la repitencia y la extraedad.

Llegar a estas poblaciones con sistemas tradicionales es difícil porque exige cierto nivel de especialización de los maestros. Sin embargo, se están desarrollando metodologías flexibles, como la Telesecundaria, el Sistema de Asistencia Tutorial (SAT), la aceleración del aprendizaje, la metodología Cafam, el bachillerato virtual y la Postprimaria, que están arrojando resultados muy interesantes en términos de calidad y que a la vez se convierten en instrumento de apoyo para el aumento de la cobertura.

En educación superior, la estrategia de aumento de cobertura se ha basado en la asignación de créditos, orientados a estudiantes de bajos recursos, y en la reducción de sus exigencias y requisitos de respaldo. A la fecha se han asignado más de 17 mil créditos y comienza la etapa de inscripción para el segundo semestre, cuando se aspira a completar los 20 mil créditos proyectados como meta para todo el año.

A nivel nacional, según cifras preliminares aportadas por las instituciones al Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (Snies), la matrícula registra un total de 34.858 alumnos nuevos matriculados en el sistema en el primer semestre de 2003, lo que significa el 70 por ciento de cumplimiento de la meta anual, que se fijó la creación de 50 mil cupos nuevos. Vale destacar que el mayor esfuerzo en este campo lo aportaron las instituciones públicas, que lograron generar 15.600 nuevos cupos para estudiantes a través de una ampliación en la admisión.

Con calidad, podemos ser mejores

Así como la ampliación de la cobertura está centrada en la oportunidad que deben tener todos los niños, niñas y jóvenes de acceder a un cupo en escuelas, colegios, instituciones y universidades, en calidad el sistema está orientado hacia lo que los niños y niñas aprenden y hacia lo que deben saber hacer con lo que aprenden.

Por ello, con las facultades de educación, maestros y catedráticos, se formularon los estándares que desarrollan las competencias básicas que los niños, niñas y jóvenes deben alcanzar en las áreas de matemáticas, lenguaje, ciencias y competencias ciudadanas y laborales. Con base en esos estándares se adelantarán evaluaciones periódicas que les dirán a los rectores, maestros y padres de familia qué tan cerca o lejos están los estudiantes de alcanzarlos, cuáles son sus fortalezas y en dónde están sus vacíos, con el fin de trazar planes para mejorar sus aprendizajes y superar los promedios.

Hasta el momento se han evaluado todos los estudiantes de quinto y noveno grado en las áreas de matemáticas y lenguaje y se estableció la línea de base en estas dos áreas. En noviembre se aplicará la evaluación censal a los estudiantes en todo el país de noveno grado en ciencias y competencias ciudadanas.

Con base en los resultados de las pruebas de lenguaje y matemáticas, ha sido posible detectar que el 8 por ciento de los niños y niñas no superan la exigencia mínima de la prueba que se requiere en lenguaje y el 10 por ciento no la alcanza en matemáticas. En noveno grado, la situación es similar. En lenguaje, el 6 por ciento no logra el mínimo y en matemáticas el porcentaje de niños que no superan el mínimo exigido alcanza el 27 por ciento. A pesar de que el puntaje esperado en las pruebas de quinto y noveno era de 75 sobre 100, en todos los casos estamos por debajo de él.

Los resultados dan cuenta además de que los puntajes de lenguaje son más altos que los de matemáticas, tanto en las pruebas de Estado Icfes como en las Saber de quinto y noveno.

En tres años se presentan retos tan importantes como la reducción del porcentaje de estudiantes que no alcanza el primer nivel de logro para cada grado; el fortalecimiento de las Secretarías de Educación con el fin de que utilicen los datos de las evaluaciones, apoyen a las escuelas y colegios y formulen planes de mejoramiento; la creación de capacidad en los docentes para superar las debilidades que hoy presentan los niños; el compromiso de cada departamento para respaldar a los municipios con puntajes más bajos y, a su vez, el compromiso de cada municipio con la identificación y el apoyo para los colegios con puntajes más bajos.

En educación superior, la estrategia de calidad se basa en la implementación de un Sistema de Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, integrado por las acreditaciones de programas e instituciones, estándares mínimos de calidad y exámenes de calidad de la educación (Ecaes).

La acreditación se está dando en varias etapas. La primera, que es obligatoria, se otorga a través del registro calificado de los programas y las instituciones. Este registro se otorga previa verificación por pares de las condiciones mínimas, establecidas por el Gobierno Nacional. Hasta el momento, se cumplen estas condiciones mínimas en 32 programas y están pendientes otros 48. La segunda, una acreditación de alta calidad, que hace el Consejo Nacional de Acreditación. A la fecha, están acreditados 190 programas -49 en 2003-, y están en vías de acreditarse otros 451.

Modernización,

continuidad y transparencia

En eficiencia la propuesta es la modernización del sector educativo y el fortalecimiento del Ministerio de Educación en el diseño de políticas de planeación, seguimiento y ejecución ordenada y eficiente de recursos. La meta es modernizar las 32 secretarías departamentales, las 4 distritales y los 42 municipios certificados, y crear un modelo de gestión para la operación de las secretarías municipales no certificadas. En este eje la meta del cuatrienio es modernizar el sector para ponerlo a la vanguardia de la administración pública, en los niveles nacional y territorial.

De esta manera, y con la aprobación de los decretos 2230, 2231, 2232 y 2233 del 8 de agosto de 2003, comienza en firme el proceso de reestructuración del Ministerio de Educación y el Icfes, como ente especializado en la evaluación. Con base en estos decretos se crean dos viceministerios (ver organigrama). El primero, encargado de la educación básica y media, estará conformado por las Direcciones de Calidad, Descentralización y Poblaciones y Proyectos Intersectoriales. El segundo, de educación superior, contará con las direcciones de Calidad y de Apoyo y Seguimiento.

En forma complementaria, se ha iniciado el proceso de modernización en las Secretarías de Educación Departamentales y Municipales, que ha encontrado una respuesta significativa en los secretarios, con quienes se vienen realizando reuniones mensuales a fin de definir en conjunto las políticas del sector y armonizar su implementación en todos los niveles. Así, se trabaja en la conformación de un sistema de información, integrándolo a los procesos de modernización, y en la consolidación de unas entidades territoriales descentralizadas, autónomas y responsables.

En este sentido se necesita unir esfuerzos en torno a la exigencia de continuidad y seguimiento de las políticas nacionales, regionales y locales en materia de educación. Asegurar la cobertura universal y mejorar la calidad de la educación no es un resultado que se logre en cuatro años, sino un objetivo que requiere constancia, permanencia, recursos y una voluntad política indeclinable.

Hacer una revolución educativa implica una gran exigencia y una inmensa responsabilidad para la comunidad educativa en general y para la sociedad colombiana. El reto es construir un sistema educativo organizado y capaz de responder a las necesidades de equidad y de justicia social de nuestro país.