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Gestión y educación
Territorio de aprendizajes y encuentros por la calidad

Al Tablero: ¿Por qué es importante la gestión educativa para el mejoramiento y fortalecimiento de la institución educativa?

Adriana Alonso (AA): Porque se enmarca en el desarrollo de objetivos y metas que permiten el mejoramiento de los programas académicos y su competitividad en el entorno educativo.

Rosa Ávila (RA): Es una condición necesaria pero no suficiente para promover mejores resultados de la escuela. La gestión educativa promueve un enfoque hacia las personas, busca fortalecer los procesos de participación y democratización escolar e incentivar trabajo en equipo dentro de una cultura de mejoramiento continuo. Se centra en el mejoramiento de procesos y orienta al logro de resultados. Sin embargo, la gestión es importante siempre y cuando haya claridad sobre qué clase de práctica docente se quiere promover, así como las condiciones necesarias para que los profesores cuenten con los conocimientos y habilidades que requieren, además de disponer de condiciones materiales adecuadas para hacer posible la enseñanza y el aprendizaje de los alumnos. En síntesis, la gestión educativa tiene un enorme potencial para propiciar un entorno favorable al aprendizaje.

David Montealegre (DM): La Gestión es un concepto sofisticado y relativamente nuevo en el ámbito escolar, aunque es una práctica antigua en la escuela: desde hace más de una década ha venido imprimiéndole a la institución educativa el carácter de organización como estructura de desarrollo. Sin embargo, la mayor importancia de la gestión educativa está en la instalación de una mejor y mayor capacidad de movilización y de acción para alcanzar los objetivos, a través de procesos como la construcción de la visión, la priorización de objetivos, la formulación de metas, el uso de indicadores, la rendición de cuentas, las alianzas estratégicas y el reconocimiento del entorno como factor decisivo para construir proyectos de importancia para la comunidad.

A.T.: Establezcamos la relación entre gestión y acciones como certificar, administrar y educar para la calidad...

R.A.: La gestión es un concepto macro, más genérico, que incluye la administración. La gestión busca que todos los procesos de la organización se orienten al logro de unos objetivos a través de la acción de las personas, teniendo en cuenta unos recursos dados y un contexto determinado. La administración es una parte de la gestión que contribuye a cumplir una función de apoyo, de soporte, orientada a garantizar que los recursos requeridos estén disponibles para realizar los procesos fundamentales, en el caso de la escuela, los pedagógicos y de socialización.

La relación entre gestión y educar para la calidad, es que a través de la gestión se busca que la institución escolar organice sus procesos tendientes a alcanzar mayor calidad. La calidad en el sistema educativo se ha entendido como alcanzar mayores logros en pruebas pero, evidentemente, este es un concepto más complejo, que requiere ser revisado y enriquecido dentro de las políticas educativas.

A.A.: Certificar, administrar y educar para la calidad están dentro de un ciclo de mejora permanente para optimizar y poner a los programas académicos a la vanguardia en cuanto a innovación y pertinencia, ajustados a las necesidades de la comunidad educativa. La certificación es un reconocimiento internacional de la gestión educativa orientada a la eficacia de los sistemas de gestión de calidad; esto hace que las instituciones mejoren permanentemente sus programas y sus servicios, de cara competitividad y autosostenibilidad.

La administración para la calidad involucra a la Alta Dirección como el principal responsable de asegurar que todo lo planificado en términos de calidad se esté reflejando en las competencias de los estudiantes y en los resultados obtenidos por la institución.

D.M.: La calidad no puede constituirse en un fin. Es un atributo de todas nuestras acciones y más cuando se trata de la educación. Volver la calidad un propósito es fetichizar y negar el carácter histórico que tienen los atributos. La pregunta tiene un grado de dificultad y es suponer que certificación, administración, educación y gestión, son ya componentes de un sistema de mejoramiento de la calidad de la educación; más aún, suponer que el modelo empresarial de aseguramiento de la calidad se replica en el sector educativo simétricamente. Hoy estamos frente a una perspectiva organizacional del sector educativo que requiere implementarse y articular paulatinamente, sin perder de vista que de lo que vamos a hablar se halla en el intrincado mundo escolar, delimitado por la cultura, el conocimiento y la pedagogía.

A.T.: ¿De qué manera la certificación beneficia el proceso de mejoramiento de la calidad educativa en las instituciones?

D.M.: La complejidad y falta de efectividad de los métodos tradicionales de control, supervisión, inspección y vigilancia han privado a los padres, estudiantes y maestros, de un lado, pero también al Estado, a la opinión ciudadana y a las propias instituciones, de la información necesaria para determinar el nivel de calidad de su oferta educativa. Pero más allá del hecho de información pública, ya bastante significativo como tal, la certificación podría constituirse en una dinámica renovadora de sentidos al tensionar los esfuerzos internos de colaboración y de exigencia mutua con la construcción de comunidades académicas deliberantes en torno a la calidad de la educación. Posiblemente, se puede convertir en la mayor acción de autonomía institucional, al rebasar los requerimientos del proceso de acreditación, consolidando horizontes más ambiciosos y pertinentes con sus comunidades. Estos dos elementos, información y potenciales educativos "desrregularizados", configuran un nuevo escenario de productividad para el país en la medida en que la enseñanza podría armonizarse con el mundo de la ciencia y la tecnología, eventos hoy extraditados del ámbito escolar.

R.A.: La certificación introduce un elemento externo evaluativo que puede movilizar a las instituciones hacia propósitos de calidad. En el sector educativo público la precariedad de las condiciones con que muchas veces se trabaja puede hacer sugerente que en las entidades territoriales haya una primera etapa de certificación en donde se constaten esas condiciones mínimas requeridas para un buen funcionamiento educativo: patios de recreo, bibliotecas, ayudas educativas, baños, restaurante... en una segunda etapa, es posible entonces constatar el uso adecuado de éstos elementos básicos y avanzar hacia una idea más competitiva de certificación externa.

A.A.: La certificación permite a las instituciones educativas:

- Definir y gestionar los procesos estratégicos, educativos (horizonte institucional o su equivalente), procesos pedagógicos-curriculares y de proyección social y procesos de apoyo administrativo y financiero; para lograr la calidad integral e integradora y el mejoramiento continuo del proyecto educativo institucional o su equivalente, como totalidad institucional.

- El posicionamiento de la institución entre los padres de familia, el barrio, el sector educativo y entes gubernamentales; le otorga credibilidad y validez a los procesos de formación que allí se imparten, los cuales se fundamentan en el sistema de gestión de calidad.

- La apropiación del modelo de planeación estratégica permite a las instituciones tener una visión de conjunto, donde cada una de sus actividades se interrelacionan.

- El sistema de gestión de calidad permite crear un ambiente de organización a nivel administrativo, académico y disciplinario, lo que permite que fluya de manera ágil la comunicación en todos los niveles de la institución educativa, se reconozca el conducto regular y se definan roles y responsabilidades para cada una de las actividades que se adelanten.

- Documentar y tener evidencia de las actividades propias de la institución educativa; llevar registro de las experiencias significativas y reseñar su historia.

- El fortalecimiento del trabajo en equipo, ya que el sistema de gestión de calidad permea todas las actividades de la institución y hace que el personal se sienta comprometido y empoderado de sus funciones.

- El sistema de gestión de calidad comparte y fomenta el liderazgo porque permite delegar responsabilidades en función del compromiso e idoneidad del recurso humano de la institución; propicia la mejora continua y la autoevaluación permanente con instrumentos que permitan comparaciones en el tiempo.

A.T.: ¿Cuáles son las herramientas y procesos que han potenciado la gestión educativa en la institución?

R.A.: Los procesos más potentes han sido los que se han orientado a formar y fortalecer la comunidad educativa buscando que haya impactos en las aulas; los que han buscado mayores niveles de participación de todos los miembros de la comunidad educativa alrededor de propósitos comunes, mayor concertación y mayor conexión entre la escuela y la comunidad, ligando necesidades del entorno y saberes y competencias escolares. Estos procesos han llevado a que se constituyan y consoliden equipos de trabajo estables reconocidos en la institución, y que afloren diversos liderazgos en los directivos, docentes, alumnos y padres y madres de familia alrededor de tareas institucionales, a que se construyan visiones compartidas de mediano plazo de lo que se quiere con la institución y a que se planee y se ejecute en función de ellas.

A.A.: Al definir misión, visión, objetivos institucionales, política de calidad y metas, la Alta Dirección puede establecer el norte institucional de manera coherente con las expectativas y necesidades de sus clientes y con el direccionamiento estratégico del PEI. Además, ha permitido identificar los procesos relacionados con la prestación del servicio, garantizando un ambiente de aprendizaje confiable y seguro para sus estudiantes y, en consecuencia, para la sociedad. Adicionalmente ha posibilitado que los soportes administrativos ayuden a cumplir los objetivos definidos y den consistencia a la gestión.

D.M.: Los procesos definitivos en el desarrollo de la Gestión Educativa son los relacionados con el establecimiento de la Filosofía Institucional, el diseño de una estructura de desarrollo y la construcción de la identidad pedagógica en la institución. En los primeros se han aplicado diversas herramientas bajo una influencia notable de la planeación estratégica y la planeación por escenarios, para determinar elementos como la filosofía, la misión, visión, principios y valores; en lo atinente a la estructura de desarrollo, se combinan formatos tradicionales, áreas estratégicas y proyectos institucionales transversales; en la definición de identidades e implementación de estrategias han intervenido enfoques como el aprendizaje significativo, la enseñanza para la comprensión, la modificabilidad cognitiva, pedagogía activa y modelos derivados de la pedagogía crítica. Es importante señalar que es justo en el ámbito pedagógico donde mayor inestabilidad e incertidumbre se ha venido presentando dentro de los procesos de gestión educativa.

A.T.: En la cotidianidad, ¿cómo es posible articular la gestión administrativa, académica, directiva y de comunidad?

D.M.: La cotidianidad es un escenario que amalgama estructuras y taxonomías que la teoría construye. Es decir, que la realidad escolar, de manera contundente, pone a interactuar los ámbitos de la gestión en función de dos dimensiones esenciales: la enseñanza y formación de los niños y jóvenes y el desarrollo de conocimiento pedagógico, bien sea estructurado y manifiesto o latente, como en la mayoría de los casos. Últimamente y por las características de la vida social del país, hay una nueva dimensión que se erige como vinculante de las áreas de gestión institucional: ser génesis de procesos culturales y de desarrollo comunitario. El hecho de existir dimensiones vinculantes que articulan los eventos y procesos de la gestión académica, administrativa, comunitaria y directiva, facilita la conversión de los diseños administrativos y de planeación en formas vivas que son apropiadas por los actores de la vida escolar.

A.A.: Para mí se articulan en la definición concreta de un Plan Estratégico Institucional, que asegure una correcta difusión de los procesos de la institución educativa entre cada uno de los responsables.

R.A.: Si hay una visión compartida de lo que se quiere y necesita es posible articular estos ámbitos de la gestión; si hay propósitos pedagógicos compartidos que se priorizan en las diferentes dimensiones y si esas dimensiones se ponen al servicio de estos propósitos generales; si hay un rector que lidere el trabajo y evite la dispersión de acciones, si se cuenta con equipos de trabajo que contribuyan a dicha articulación y con el apoyo de un plan de mediano y largo plazo, así como con recursos suficientes para su ejecución.

A.T.: ¿Cuál es el lugar de la autoevaluación institucional en el proceso de gestión de una institución?

A.A.: El control sobre el cumplimiento de las directrices institucionales definidas en el Proyecto Educativo Institucional, su manual de convivencia y, en general, de los objetivos y demás requisitos planeados.

R.A.: La autoevaluación es un ejercicio importante de revisión interna de los procesos escolares, bien sea como punto de partida para emprender acciones de mejoramiento, o como práctica frecuente para ir haciendo ajustes dentro de la cotidianeidad escolar. La autoevaluación, cuando se promueve desde dentro de las instituciones, se convierte en un elemento de mejoramiento importante en sí mismo. Puede ser potenciada cuando se tienen propósitos de mediano plazo que permitan ver los logros y dificultades en una perspectiva de proceso institucional, de manera que se supere el mero balance anual de actividades, que a menudo termina repitiendo procesos y acciones de un año a otro sin poder analizar continuidades y rupturas.

D.M.: Tradicionalmente la autoevaluación institucional ha sido una actividad instalada en el cierre del año lectivo, como referente, más o menos importante, de la gestión adelantada. El haber dependido durante muchos años de un direccionamiento de las secretarías de educación como requerimiento formal y casi nunca como instrumento de análisis o de reflexión para la toma de decisiones en políticas públicas, había mantenido la autoevaluación como un ritual intranscendente y desprendido del cuerpo institucional. En la medida en que el proceso de autoevaluación, más que reporte sea una resignificación sobre el horizonte institucional y las estrategias para su alcance, ha venido tomando relevancia y se ha ido convirtiendo en una excusa perfecta para construir diálogos e interacciones con el entorno y con otras organizaciones. En el mundo interior ha constituido igualmente una información valiosa para priorizar acciones y para democratizar la vida escolar.

A.T.: ¿Cómo evaluar el proceso de gestión y cada cuánto tiempo?

R.A.: La evaluación debe tener sentido y utilidad para los diversos miembros de la institución en la medida en que los resultados se usen en función del mejoramiento. Debe ser organizada, con referentes claros basados en la visión compartida y en la planeación apoyada, además, con algunos instrumentos. La periodicidad depende del contexto específico de la institución educativa; en todo caso, debería ser frecuente, por lo menos bimensual para los directivos, y anual para todo el colectivo docente.

D.M.: Como teoría, la evaluación es un hecho consustancial a la gestión y está prescrito en formatos como el PHVA, Planear-Hacer-Valorar-Actuar. La evaluación es un proceso inevitable y el problema sigue siendo la práctica escritural y el registro sistemático de los avances y aprendizajes en los eventos y procesos.

A.A.: Aunque estos períodos son propios de la institución, debido al tiempo establecido para el logro de sus objetivos y cumplimiento de requisitos, podría ser apropiado efectuarlo al finalizar el calendario escolar, de manera que se pueda tener información suficiente para determinar fortalezas y aspectos por mejorar.

A.T.: ¿Qué papel juegan los docentes en la gestión educativa?

A.A.: Son los principales responsables de la difusión, formación y evaluación de los requisitos establecidos en los principales planes institucionales.

R.A.: Ellos son fundamentales en la gestión y en el trabajo escolar; todas las acciones escolares pasan por los maestros. Lo pedagógico es el eje articulador de los procesos de gestión y de cambio escolar. La contribución de la gestión al trabajo pedagógico y de los docentes es su capacidad para propiciar un entorno favorable al aprendizaje.

D.M.: Luego de desmitificar la gestión como una responsabilidad exclusiva de los directivos docentes y de desplegarse a los diferentes ámbitos de la vida institucional, los docentes paulatinamente han venido asumiendo un mayor protagonismo en la reflexión, argumentación y resignificación de los procesos de gestión, a tal punto que, en no pocos casos de la vida en el aula, cuentan con un dispositivo de soporte, activado por los maestros, para materializar experiencias, saberes y prácticas, antes muy sustentadas pero carentes de coherencia y consistencia organizacional.

A.T.: ¿Cuál es la relación de la gestión y el trabajo en competencias con los estudiantes?

A.A.: Hacer gestión involucra planificar cada uno de los recursos y requisitos necesarios para asegurar las competencias de los estudiantes y poder determinar, con la evaluación, si estas se han adquirido o si es necesario efectuar ajustes pertinentes (acciones correctivas, preventivas y de mejora), de tal manera que se genere un ciclo permanente en torno al mejoramiento de las competencias de los estudiantes y de la institución.

R.A.: En los sistemas educativos se generaliza el desarrollo de sistemas de medición y evaluación de la calidad de la educación mediante pruebas en competencias. El trabajo de una institución bien organizada, con una intencionalidad clara en la propuesta y trabajo pedagógico, tiene mayores posibilidades de lograr mejores resultados académicos y de desarrollo personal y social en sus estudiantes.

D.M.: Cada uno de los términos gestión y competencias aporta elementos que fortalecen su interrelación. Mientras la gestión ofrece estructura y forma de desarrollo, las competencias suministran el panorama y la dinámica para la acción de la enseñanza y el aprendizaje. En términos prácticos, la adquisición de competencias provee información para priorizar acciones, diseñar procesos, formular objetivos y realizar acompañamientos para el desarrollo.

Territorio de aprendizajes y encuentros por la calidad, al tablero no.42,
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Altablero No. 42, SEPTIEMBRE-NOVIEMBRE 2007
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