En buena hora aparece publicado el libro Comprensiones sobre ciudadanía, recopilación del pensamiento de veintitrés expertos en educación y procesos sociales. La entidad responsable del proyecto es el Ministerio de Educación Nacional y el prólogo está a cargo de la ministra Cecilia María Vélez White.

Se sabe, desde los tiempos del humanismo racional, que la noción de ciudadanía es connatural a la formación nacional y a la creación de sistemas de gobierno en los que la libertad, la ética y la satisfacción de necesidades conforman el cuerpo central de la vida individual y colectiva. En tal perspectiva, la educación y la ciudadanía son parte nuclear de los sentidos de la socialización y de los vínculos racionales
y afectivos.

Ya lo anotaba Max Weber al interpretar la conciencia social por finalidad; en este sentido, resaltaba la necesidad de incluir en la noción de lo comunitario la idea práctica de responsabilidad a los ciudadanos, con relación a los procesos que conducen a un colectivo social hacia la paz, la vida en sociedad y el campo de las oportunidades compartidas. Alain Touraine trabajó muy fuertemente en la clarificación de la aparente antinomia entre sistema y acción.

Debemos a su pensamiento la ubicación de los actores sociales como portadores de los procesos que conducen a la justicia el máximo valor de la existencia, y a la libertad.

Al recorrer las páginas del texto anotado, nos encontramos de cara con reflexiones que suscitarán, sin duda, discusiones relativas a la importancia de la filosofía social y sus relaciones con la ciudadanía y con la escuela como promotora de una cultura de paz.

Cada uno de los actores incluidos propone, desde enfoques diferentes, una mirada a la complejidad de la sociedad y un llamado para que se vea el fenómeno de la ciudadanía desde un cambio de lógica e, incluso, desde un esfuerzo por construir acción conjunta, cuyo destino dependerá de la forma como cada instancia de la vida social se comprometa consigo misma. Igualmente, llaman la atención sobre la idea de redistribuir los bienes sensibles y en la tarea de incrementar las responsabilidades sociales de los individuos a través del esfuerzo orgánico y completo de las competencias ciudadanas.

Uno de los valores más destacados del libro radica en la fusión de las propuestas teóricas y el examen que se realiza a experiencias sobre la paz, el conflicto y las contradicciones en diferentes países. De allí se desprende, como un corolario indiscutible, que las naciones podrán ocupar un lugar sobre la tierra, si y sólo si mezclan la noción de ciudadanía activa. Esto quiere decir: respeto por el otro, construcción de áreas de conocimiento para la convivencia fructífera y la defensa de una ética social capaz de establecer patrones de responsabilidad y de conducta compartidos.

Para tal efecto, no basta con defender las leyes, es necesario socializar en lo público, establecer compromisos y, sobre todo, trabajar con total convicción en la reconstrucción de los tejidos sociales antagónicos y en procesos de transformación en los procesos colectivos, hasta un
nivel incluyente con sentido y audacia.

En esta intención, la escuela aparece como orientadora de un cambio social. De hecho dejaría su papel de contemplación y tendría que reactivarse para elaborar propuestas pedagógicas en las que niñas y niños se sientan tratados como sujetos de derechos y sujetos de paz. De allí se desprende que la escuela demanda, para el mundo globalizado de hoy, otras propuestas y novedosos contenidos. El deber ser, como lo anotan los autores del libro, es lograr un desarrollo humano y sustentable. Cambios en las competencias, nuevos climas humanos y el conocimiento profundo -pero cierto y verdaderode la sociedad en la que se vive, y de sus múltiples posibilidades hacia el futuro.

En suma, estamos ante un material indispensable para maestros, pedagogos, investigadores, administradores, dirigentes y padres y madres de familia. Citemos lo que puede ser la síntesis de este estupendo material: "La manera como entendemos la ciudadanía, y queremos ayudar a los niños para que la desarrollen, tiene que ver con un compromiso con el bienestar social; los resultados que deseamos son: comunicación, colaboración, resolución de conflictos y compromiso. Y la pregunta es qué tipo de adultos queremos en nuestras comunidades, pues a algunas personas se les permite ser ciudadanas y a otras no".