Atravesando las verdes montañas de la cordillera Occidental, el río San Juan descubre y recorre el municipio de Andes, en Antioquia, y pasa justo al respaldo de la institución educativa que lleva el nombre de San Juan de los Andes, cuya fortaleza fundamental es la camaradería.
Para lograr que Antioquia vuelva a figurar entre los primeros lugares nacionales en las evaluaciones académicas, las comunidades educativas del municipio de Andes emprendieron la construcción de un currículo pertinente. Mediante una convocatoria masiva a padres, estudiantes y maestros, y con el apoyo, la orientación y la asesoría pedagógica de la Universidad de Antioquia, se consolidó el currículo, que para ser pertinente recoge anualmente los aportes de los consejos directivos que, en comisión, determinan los métodos, las herramientas y los tiempos para el mejoramiento continuo.
En plena camaradería los profesores de todo el departamento analizaron las Pruebas Saber e hicieron las primeras recomendaciones para el mejoramiento. A partir de allí, Andes consolidó sus mesas de trabajo semanal por área, en las que los profesores aprenden de las experiencias efectivas de sus colegas y, en conjunto, preparan las clases, comparten materiales didácticos y crean los métodos con los que los estudiantes mejoran sus aprendizajes.
Pero la camaradería no sólo está presente entre los profesores. Los estudiantes crean lazos de solidaridad. En los semilleros matemáticos, por ejemplo, se nivelan los niños con bajos rendimientos a partir del apoyo de los maestros y de aquellos estudiantes más sobresalientes, quienes en palabras de la coordinadora académica Astrid Elena Acevedo, "piden cada vez más cuerda".
También a partir de los resultados de las pruebas, en cada mesa de trabajo de área se diseñan estrategias de mejoramiento para cada grado y cada estudiante; pero es en el preescolar donde se enfoca la mayor atención, pues están concientes de que para disminuir los problemas académicos en grados superiores se deben tener bases sólidas.
Y este fortalecimiento de las bases también se evidencia en la autonomía de sus estudiantes. Para Andrea Flórez, personera estudiantil, "la calidad del estudiante ha mejorado sustancialmente, entre otras cosas porque nos han dado mucha autoridad; tenemos voz y voto en las decisiones de la institución y estamos en capacidad de liderar grandes procesos".
La meta de este año es que el desarrollo de todos los estudiantes sea cooperativo, participativo y de convivencia. Por esto seguirán actualizando constantemente el Manual que se construye colectivamente. En palabras de Margarita María Rico, madre de uno de los estudiantes, "como mamá valoro mucho de la institución que profesores y padres de familia pensamos en la formación integral de nuestros hijos y que la institución nos da un espacio bien importante en cuanto a construcción y revisión permanente del Manual de Convivencia".
El poder de la solidaridad |