La Red de Jardines Sociales es más que una alternativa para el cuidado de los niños menores de cinco años; es sinónimo de atención donde la calidad va de la mano con la educación. Esta red del Distrito Capital, las Cajas de Compensación Familiar y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar aplica un modelo pedagógico en 12 centros educativos, 10 en cuatro localidades de Bogotá (cuatro están en Usme, tres en San Cristóbal Sur, dos en Ciudad Bolívar y uno en Bosa) y 2 en Facatativá y Chocontá.

"Los jardines funcionan en zonas marginales, con población vulnerable de estratos 1 y 2 con necesidades básicas insatisfechas", explica Jacqueline Manzano, coordinadora del Jardín Social Nueva Roma, de la localidad de San Cristóbal. La lógica general es "el cuidado calificado de niños y niñas durante una fase frágil e importante del desarrollo del ser humano, que determina las demás (etapas de la vida)", agrega Olga Isaza, Secretaria Distrital de Integración Social. "Más allá del cuidado, su función central es la promoción del desarrollo de los niños y las niñas en las dimensiones de su personalidad, comunicativa, cinético-corporal, social y cognitiva, enmarcado en tres propósitos: la protección de la vida, la creación de oportunidades para el desarrollo y el reconocimiento de los niños y niñas como ciudadanos".

La Red funciona desde el año 2000, cuando se conformó la alianza entre las Cajas, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y la Alcaldía de Bogotá, a través de la Secretaría Distrital de Integración Social (anteriormente Departamento Administrativo de Bienestar Social). La idea era ampliar la cobertura en la atención de los niños y niñas menores de cinco años, atendiendo la Ley 633 que ordena a las Cajas destinar un porcentaje de los aportes de las empresas afiliadas para la atención de la niñez más vulnerable.

Según la jefe de Educación Formal de Colsubsidio, Magola Delgado, "la alianza de las 3 entidades, unidas para atender a la población infantil más pobre y vulnerable, permitió aunar esfuerzos y recursos para crear un modelo distinto de atención. Este modelo nació con una excelente infraestructura física y los mejores estándares arquitectónicos y de dotación para la población objetivo. A la fecha, en los 12 jardines se atienden 3.500 niños de cero a cinco años"1.

La alianza maneja un modelo pedagógico para el desarrollo integral de las competencias comunicativas y afectivas, en el que es muy importante el ejercicio de la escritura, la lectura y la interpretación. En el Programa Letras se preparan los niños para su ingreso a la primaria.

Aprender a vivir y crecer

La Caja contrata los profesionales y los servicios de alimentación, salud, seguridad y aseo de los jardines. "El personal está certificado en el programa Atención Integral de Enfermedades Prevalentes en la Infancia (AIEPI), de la Organización Panamericana de la Salud, de modo que además de educadores son agentes promotores de salud", destaca Magola Delgado.

Estos doce centros educativos atienden desde comienzos de enero hasta finales de diciembre, con un horario de 6:30 de la mañana a 4 de la tarde. En palabras de Jacqueline Manzano, "acogemos a los niños para satisfacer necesidades de estímulo y garantizar su seguridad y protección; muchos están en condiciones de vulnerabilidad y han sufrido maltrato y explotación infantil. Suplimos necesidades para mejorar su calidad de vida".

En el Jardín Nueva Roma se trabaja bajo el lema Aprendamos jugando para vivir y crecer felices, que busca que los derechos de niños y niñas prevalezcan en todos los aspectos (derecho a la vida, educación, bienestar, nutrición...) y que los educadores se conviertan en facilitadores para que niños, padres y madres valoren su importancia en la sociedad. Un ejemplo es la labor en cuanto al derecho a la salud -con los pequeños y las madres gestantes- que incorpora prácticas para el desarrollo seguro y el crecimiento sano.

Se manejan varios niveles para el desarrollo cognitivo, físico y motriz, ya que es necesario tener en cuenta la edad y el proceso educativo que el niño presenta. Los niños de tres meses a dos años están en la sala cuna, organizados en bebés, gateadores y caminadores, con una docente y dos enfermeras o auxiliares de lactario por cada grupo de 13 infantes; los de dos y tres años están en párvulos, en grupos de 27 menores por docente; en el prejardín se atienden niños de tres y cuatro años y en el jardín los de cuatro y cinco años. Estos dos últimos niveles agrupan a 35 niños por profesor.

"Tenemos proyectos para desarrollar las competencias en lenguaje", explica Jacqueline Manzano. "El Programa Letras de Herramientas & Gestión contiene una metodología que lleva al niño a reconocer todo el proceso lecto-escritor de manera didáctica, manejable y entendible. Ello permite que el niño escriba textos con sentido (tarjetas, cartas, invitaciones) y los use en su propio contexto teniendo en cuenta causa, razón y consecuencia. También desarrollamos las competencias matemáticas, la lógica y la familiarización con los números; igualmente, ética y valores".

Los padres y madres de familia participan en la formación comunicativa de los niños. "Se alfabetiza a las comunidades y se los vincula al proyecto de construcción de historias, cuentos y libros, para que los niños se sientan acompañados", asegura Magola Delgado. También se incentiva la lectura y la escritura en el hogar.

Además, la red tiene un programa de nutrición que incluye desayuno, refrigerio, almuerzo y refrigerio en la tarde. Hemos notado, explica Magola Delgado, "que en los fines de semana los niños pierden peso; creemos indispensable enseñar a padres y madres qué es una buena nutrición y su repercusión en el desarrollo cognitivo y físico adecuado".

Otra actividad complementaria es la del Club Infantil, que se dirige a niños y madres comunitarias cabeza de familia de población vulnerable. "La madre se vincula al jardín infantil del ICBF y se le da un horario para que lleve los niños al Club Infantil, una, dos o tres veces por semana. En el jardín, por ejemplo, los 15 niños que llegan en la mañana son atendidos por la profesora de preescolar mientras su madre asiste a una pasantía y capacitación que la cualifica en su rol de madre y acudiente". Actualmente hay 1.200 niños que rotan por los clubes infantiles y que pertenecen a los hogares de las madres comunitarias.

Los jardines sociales son un ejemplo de que los niños pueden encontrar un segundo hogar con condiciones idóneas que propicia el buen desarrollo de esta etapa de la vida.

Notas

1 Se estima que en Bogotá hay más de 150 mil niños y niñas de esta edad que, debido a las condiciones de pobreza y vulnerabilidad de sus familias, viven en condiciones adversas -ajenos a ambientes favorables, expuestos a permanecer solos, ya sea e la calle o en sin un hogar sin el cuidado de un adulto, sin la debida nutrición y sin la garantía de acceso a una educación inicial digna.