La I. E. ‘Francisco de Miranda’, ejemplo de educación inclusiva a punta de señas

Este colegio público, en Inírida, la capital del Guainía, implementó un programa de educación para estudiantes sordos, que lo convierte en un modelo a nivel nacional para que todos los niños y jóvenes accedan a educación de calidad.

Inírida (Guainía), 4 de octubre de 2017. MinEducación. En Inírida, una de las poblaciones que, en distancia, está más alejada de Bogotá –681 kilómetros en línea recta que obligatoriamente se deben recorrer en avión–, está un ejemplo de que es posible que la educación inclusiva sea una realidad para todo el país.

Allí, en un salón de unos 16 metros cuadrados de la Institución Educativa ‘Francisco de Miranda’, hace cuatro años empezó un proceso con personas sordas de la comunidad Paujil, para que gradualmente se vayan incorporando a las clases regulares con sus compañeros oyentes.

Actualmente esa aula multigrado, de paredes blancas adornadas con una cinta tricolor y con carteleras con temas de lenguaje de señas, que se complementan en los rincones con elementos alusivos a las diferentes regiones del país, la comparten ocho niños y jóvenes entre los 10 y los 20 años que cursan entre primero y cuatro grado de primaria. Ellos pertenecen a los pueblos indígenas Puinave, Piapoco y Curripaco.

La decoración del salón corresponde al proyecto pedagógico planteado para este año, ‘Colombia es mi país’, con el que el profesor Diego Corredor, un licenciado bogotano que llegó al colegio a comienzos de 2017, busca que sus estudiantes conozcan más las regiones de la nación, sus riquezas y su diversidad.

Licenciado Diego Corredor, I.E. Francisco de Miranda

Él, quien también es sordo, además les imparte los contenidos para cada grado y les enseña sobre valores, convivencia y respeto por las diferencias.

A través de la lengua de señas colombiana, el ‘profe’ Diego cuenta que en esta aula se trabaja con un  modelo lingüístico que se fue adaptando de acuerdo con las costumbres y las condiciones sociales y culturales de la comunidad, además de la forma como se comunicaban los estudiantes.

“Ha sido una experiencia enriquecedora basada en el proceso de lectoescritura y sensibilidad, en lo que para los estudiantes significa la lengua de señas como tal y cómo es el proceso de comprensión y construcción de conocimientos en que se ha ido avanzando. Hoy los estudiantes no solo se comunican mejor entre ellos en el aula y con sus demás compañeros del colegio, sino que acceden al conocimiento”, manifiesta el ‘profe’ con los gestos manuales y faciales propios de la lengua de señas colombiana. Sus alumnos, que no le pierden la mirada, asienten con la cabeza.

Lina María Páez Lamus, coordinadora del Programa de Necesidades Educativas Especiales de la Secretaría de Educación del Guainía, asegura que la puesta en funcionamiento del aula ha sido una experiencia esencial para lograr la inclusión de los niños y jóvenes sordos en el sistema educativo oficial, cerrar brechas y mejorar la calidad de vida de los estudiantes.

“El proyecto comenzó hace cuatro años con la necesidad de escolarizar a los niños y jóvenes sordos de Inírida. Con el apoyo del Instituto Nacional para Sordos (Insor) –entidad adscrita al Ministerio de Educación Nacional– se empezó a estructurar el programa y la idea era abordar primero la lengua de señas colombiana, pues ellos venían con señas naturales y sin ningún tipo de estructuración, entonces era necesario ese paso inicial para que se comunicaran mejor entre ellos y con los demás, para luego acceder de mejor manera a los conocimientos”, afirma Páez.

El aula, agrega, se puso en funcionamiento hace tres años y las clases empezaron con modelos lingüísticos especiales, con profesores sordos que eran enviados desde Bogotá por el Insor, quienes siempre han estado acompañados por los profesionales de la Secretaría de Educación del Guainía.

Los resultados están a la vista. Hoy en día los ocho estudiantes evidencian mejoras en su comunicación con el resto de la comunidad y ya están incluidos en las clases regulares de Educación Física, Sistemas y Fundamentos Culturales.

Pero lo más importante, asegura con sus manos Camila Gómez, una de las estudiantes sordas, es que acceder a la educación le permite proyectarse hacia el futuro.

Estudiante Camila Gómez, I.E. Francisco de Miranda

“Uno de mis objetivos es trabajar como docente en matemáticas y estudiar artes. Eso me apasiona y la educación me va a dar esa oportunidad –dice Camila–, por eso me gusta venir al colegio, a aprender y a compartir con las demás personas sordas y con las oyentes, y así fortalecer el proceso de comunicación”.

En esto coincide Carlos González, otro estudiante sordo de la Institución ‘Francisco de Miranda’, quien agrega que gracias a la educación que allí recibe ha mejorado su relación con las personas oyentes y su calidad de vida, pues ya no hay un obstáculo significativo para comunicarse.

Testigo de ello fue Yaneth Giha Tovar, ministra de Educación Nacional, quien el pasado 29 de septiembre visitó Inírida, para, entre otras actividades, conocer de cerca esta experiencia significativa que va en la línea de uno de los principales propósitos del Gobierno nacional para fortalecer la educación inclusiva en Colombia, como quiera que recientemente lanzó el Decreto 1421 de 2017 que reglamenta el servicio a las personas con discapacidad.

La Ministra interactuó con los niños y jóvenes sordos, conoció sus impresiones de la educación que reciben y las expectativas y sueños que tienen.

“La institución educativa ‘Francisco Miranda’ es ejemplo de una educación donde caben los sueños de todos los niños y jóvenes; una de sus apuestas más admirables es su compromiso con la inclusión, hacer posible que los niños y jóvenes con discapacidad puedan formarse a su propio ritmo y en la misma institución que el resto de sus compañeros. Esto se traduce en igualdad de oportunidades para que todos puedan tener las herramientas y hacer realidad sus sueños, y eso es lo que buscamos con el decreto que hace poco dimos a conocer”, aseguró la Ministra.

Lo que dice Giha lo respalda Leslee Andrea Rodríguez, representante estudiantil del ‘Francisco Miranda’, quien está orgullosa de que su colegio sea el único de la región que cuenta con este programa de educación inclusiva. “Me parece excelente –afirma– que los compañeros sordos tengan la posibilidad de estudiar y aprender con nosotros sin diferencias, pues así tienen la oportunidad de seguir adelante y cumplir sus sueños, como todos nosotros”.

Y eso, recalcó la Ministra, es lo que busca el Decreto 1421: marcar un camino de transformación en el sistema educativo para transitar hacia un modelo de inclusión, donde los estudiantes con discapacidad tengan las mismas garantías de educación que los demás niños y jóvenes.

“En el ‘Francisco de Miranda’ –agregó la Ministra en su visita– entendemos desde las regiones que sí es posible que la educación inclusiva pueda ser una realidad en todos los rincones de Colombia y a eso le estamos apostando desde el Gobierno nacional”.