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Convivencia a ritmo de zumba

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Actualizado: 07 de febrero de 2018

A través del baile conocido como zumba, un policía va por los colegios inculcando en los niños y jóvenes armonía y tolerancia para que sean futuros buenos ciudadanos.

“La principal lucha es educar para prevenir”

¡Viene el camión de la Policía!, ¡viene la Policía! es el grito de los muchachos cuando ven asomar a los hombres de verde en cualquier lugar de Colombia y es un grito que, en ese contexto, quiere decir “salgamos a correr, es momento de la huida porque hicimos una travesura". Sin embargo, el subintendente Jhonny Pico le está dando otro significado, pues esos gritos son una voz de júbilo y alegría porque lo que traen los uniformados es divertido y la van a pasar chévere.

El camión de la Policía para justo enfrente de la entrada de la Institución Educativa Alfredo Iriarte sede B Mirador, en la localidad Rafael Uribe zona 18, en los extramuros de Bogotá, y de él desciende rápidamente el subintendente Pico.

A simple vista es un pequeño colegio apretujado en medio de las humildes casas del sector. Eso sí, como su nombre lo indica, desde los juegos infantiles y desde las mismas aulas serpenteadas de gradas, es un envidiable mirador hacia la espalda de Bogotá.

Desde acá no se ven los grandes edificios capitalinos, ni el TransMilenio, ni tanto concreto y desarrollo urbano. Más parece que estuviésemos en un pueblo cundinamarqués: se siente el frescor del campo, de potreros y de naturaleza tachonada por un permanente cielo gris, bañado por esa llovizna fina e impertinente.

Hoy el subintendente Pico trae unas armas poderosas para dejar a los niños algunos valores de convivencia. Ellas son una enorme y perenne sonrisa, una selección de buena música y su talento para bailar Zumba. Es, como le dicen en los colegios de Bogotá, el ‘Zumba policía’.

Su estrategia consiste en motivar a los niños a bailar siguiendo las coreografías de zumba y, en medio de la danza, darles pautas de convivencia y conceptos que son fundamentales para sus vidas, afirma con su acento costeño Jhonny Pico. “La principal lucha es educar para prevenir”, subraya este uniformado. “Es un policía bailando mientras los protege y los educa”.

En el Alfredo Iriarte sede B, su coordinadora, Sonia Quintero, una sicopedagoga y trabajadora social de profesión, uno de los grandes problemas que afrontan es la falta de acompañamiento de la familia en los procesos de formación de los niños y jóvenes.

En esta comunidad, afirma Quintero –quien lleva 12 años de vinculación con el sector educativo oficial–, además de problemas sociales y de seguridad se repiten permanentemente factores de abandono por parte de la madre y los niños quedan al cuidado del padre. En general, dice la docente, son parejas jóvenes que creen que con mandar a sus hijos a la escuela están cumpliendo con su papel de formadores.

“Esos vacíos en la formación y en el acompañamiento de los padres muchas veces se ven reflejados
en problemas de convivencia –apunta Quintero–. Los niños requieren el acompañamiento continuo de sus padres y de programas que fomenten la buena convivencia, y en eso el subintendente Pico, con su cátedra por la paz vivencial, nos ayuda de gran manera”.

Con la intervención del subintendente Pico, los niños se reúnen, aprenden a participar sin atropellar a los otros, reciben obsequios por su mérito al bailar y aprenden algunas normas del Código de Policía, como el manejo de mascotas en sitios públicos, a no rayar las paredes, a no poner apodos y, sobre todo, a tener fe en un futuro mejor gracias al estudio y a ser agradecidos con la vida por lo que tienen.

“Nuestro trabajo en la Institución es dar a conocer el nuevo Código de Policía y paralelamente a ello ocupamos espacios que se han perdido en la comunidad. Con los niños, al jugar, compartir y bailar, construimos espacios que son necesarios y vitales para formar futuros buenos ciudadanos”, explica el subintendente Pico sobre la tarea que realiza diariamente en cada colegio del país donde es llamado a llevar su programa.

Eileen Victoria, Jimena y Jefferson Yesid, son algunos de los alumnos del grado 4 que siguen con ansiedad las actividades dirigidas por Pico; se ríen, saltan y con miradas vivaces acatan las instrucciones que desde un sendero elevado les da el subintendente. Desde transición hasta grado 4 de la jornada de la mañana de la Institución Alfredo Iriarte se congregaron en la cancha para disfrutar de la zumba y los docentes complacidos observan y participan del baile, porque sus pupilos están juiciosos en medio del bullicio que arman.

Todos a una voz siguen las instrucciones, experimentan lo que es ser un poco más tolerantes. En medio del baile, y bajo las consignas del subintendente Pico sobre tolerancia y convivencia, a los estudiantes  no les importa si el compañero se tropezó y hubo un empujón y si se ríen del que no hizo el paso correcto. En un orden y respeto castrense, hacen espacio entre ellos para poder moverse. Es un espacio lúdico que posibilita compartir, aprender y convivir.

Al final de la sesión de zumba, el subintendente Pico les hace una recomendación: cada grado debe volver a su aula en perfecta organización, calladitos y a un solo paso, para que su salón sea el ganador de las cartillas de la Policía sobre convivencia; ese es el premio mayor. Lo más curioso de esta acción es que después de tanta energía y alboroto, desde los más pequeños hasta los más grandes caminan silenciosamente hasta su aula para saber quiénes ganaron. Todos esperan ser reconocidos como los más juiciosos y obtener ese premio.

La institución vuelve a la normalidad. La cancha y los corredores ahora están vacíos, solo se pasean el viento y la lluvia que como agujas trata de colarse por la ropa. Los profesores cómplices del subintendente Pico llegan a sus salones con el premio en la mano para completar la felicidad de sus alumnos.

Por hoy el objetivo se cumplió en la sede B y ‘la policía’ no viene, como erróneamente se cree, a corretear niños y muchachos en cumplimiento de su deber constitucional. Vino a formar en convivencia y ciudadanía.

http://youtu.be/y3CrmUxD5Jw

Institución Educativa Alfredo Iriarte

En la localidad Rafael Uribe, en el sur de Bogotá, se encuentra ubicada la Institución Educativa Alfredo Iriarte, que en sus cinco sedes atiende la población de los barrios Chircales, Marruecos, La Merced sur, El Rosal y Providencia alta, entre otros.

En las sedes de básica primaria ofrece dos jornadas escolares y en la sede principal, jornada extendida a sus estudiantes, quienes además se benefician de los programas de Alimentación Escolar y convenios de articulación de la educación media con el SENA con enfoque en ingeniería, administración de empresas y dibujo técnico.

Su nombre se lo debe al escritor, historiador y cronista bogotano nacido en 1932 Alfredo Iriarte Núñez, quien fue un notable estudioso del lenguaje y de la historia. En el año de su muerte (2002), en reconocimiento a su labor, el antiguo colegio CED Los Chircales, creado en 1978, recibió su nombre.

Un dato

Jhonny Pico Hernández es un barranquillero que está vinculado a la Policía Nacional desde hace 16 años. Mientras cumplía sus funciones en la institución estudió Licenciatura en Educación Física. Además, cuando visitaba colegios para dar a conocer el código de Policía y los programas que ejecutan, encontró que mediante el baile los niños ponían más atención y aprendían más.

De ahí que se hizo instructor de Zumba, una disciplina deportiva fitness creada a mediados de los años 90. Si desea contactar al subintendente Pico para que visite su colegio, comuníquese al 318-6235648.

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