Soy Zully Mildred Cassella Urbano, canceriana por regencia, nacida un 29 de Junio de un año cualquiera, soy hija, madre, hermana, tía y madrina (no en ese orden por supuesto), de 4 seres humanos sensacionales (tal parece que estaba predestinada para que el número cuatro, fuera importante en mi vida), fruto de un encuentro en la feria, de la más hermosa tierra de Colombia, permeada con la calidez, el sabor y el carisma de la ciudad de Cali, maestra por decisión, e influenciada enormemente por mis maestros durante mi formación inicial.

Mi trasegar por en esta profesión inicia, cuando era una niña, (hace apenas dos década menos de medio de siglo), mi maestra de lenguaje decía que nuestro país era el mejor a nivel latinoamericano en educación, no había México, Chile o Brasil que lo superara, yo me sentía importante y orgullosa de ser colombiana, por supuesto en mi mente ya se formaba la idea de ser maestra, tal vez no era del todo cierto, pero en esa época lo creía totalmente.

Así que, unos años después en mi profesión de ser maestra, al descubrir los datos estadísticos arrojados por las pruebas internacionales, casi me voy de bruces, recuerdo que me hice la siguiente pregunta ¿a dónde se había ido ese país, del cual mi profe orgullosamente nos hablaba?, y concluí que una de las dificultades es que en nuestro país se le estaba apuntando más a la educación que a la formación, pues la definición de educar, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE) se refiere a una serie de instrucciones, acciones y efectos sobre la cortesía, urbanidad y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes, mientras que formar incluye el educar, adquirir desarrollo, aptitud o habilidad en lo físico o en lo moral, lo cual se aloja en el campo del aprendizaje más que en el de la enseñanza, permitiendo que el individuo logre sus objetivos con la ayuda de un mediador.

Fue por ello, que al recibir la llamada un día de Noviembre de 2011, para participar en un programa, que presentaba como objetivo la formación de maestros y la transformación de la calidad educativa, no lo dudé un segundo, ni siquiera deje terminar la frase a mi interlocutor alojado al otro lado de la línea telefónica para responderle que sí, que claro!, que estaba disponible! (no razoné mucho en el hecho de que quizás, tuviese que trasladarme a vivir a la capital), simplemente dije que estaba disponible para viajar. Con el correr del tiempo, me he convencido que fue la mejor decisión, pues el programa "Todos a Aprender", además de acrecentar mi número de amigos en algo más de una centena, nos ha hecho reflexionar sobre varios aspectos como maestros, permitiendo que logremos romper muchos paradigmas, entre ellos algo muy importante: nuestras prácticas de aula.

No sé a ciencia cierta si el 29 de Junio de hace una década menos de medio siglo, nací con vocación de maestra, lo que sí sé, es que me gusta lo que hago y procuro aprender todos los días de algo, de alguien o de alguna circunstancia, lo cual por cierto, se ha vuelto muy frecuente, pues con la ejecución de este nuevo quehacer, he logrado conocer realmente las dinámicas sociales y culturales de mi región Valle del Cauca. Lo que me ha permitido ser consciente, que ahora tengo la oportunidad de aportar un grano de arena, para la transformación de la educación a nivel regional y nacional, aunque los frutos no se vean ni a corto, ni a mediano plazo, ya el simple hecho que un tutor o un maestro focalizado, diga cosas como: "definitivamente necesito repensar mi práctica de aula", me da la sensación del deber cumplido.

Como Magister en Educación y estudiante de Doctorado en lo mismo, sé que no basta con la generación de políticas educativas y ayudas económicas, aunque sí son muy necesarias, además es indispensable que como maestros realicemos el ejercicio a conciencia de reflexionarnos cada día en nuestro contexto, sobre la práctica y la formación docente, afortunadamente uno de los objetivos del programa "Todos a Aprender" es justamente esto, que definitivamente hace honor a su nombre.

Y aunque sigo estando muy orgullosa de ser colombiana, no me dejo llevar por el entusiasmo inicial, sino que ahora me detengo a reflexionar sobre cómo aportar desde las matemáticas a que tanto maestros como estudiantes desmitifiquen y mejoren su desempeño, pues eso trazará ineludiblemente el futuro de nuestro país.

Por último y no por ello menos importante, agradezco al programa y en su nombre a la señora Ministra y el gerente, quienes lo dirigen el hecho de poder compartir experiencias, conceptos y aprendizajes con personas maravillosas, como lo son nuestros formadores, tutores, maestros y compañeros del programa.