Actualizado el 19 de Julio de 2013

Los caminos de la educación son complejos y decisivos en el proyecto de una sociedad. Yenny Patricia Díaz

Los caminos de la educación son complejos y decisivos en el proyecto de una sociedad.

En este camino estoy desde mis 18 años, edad en la que decidí cambiar de carrera y asumir la educación como profesión convencida que gracias a ésta y en el contexto de lo público y de lo popular, podía pasar de expresar impotentemente insatisfacciones ante la desigualdad social a generar acciones que llenaran de sentido mi existencia y aportaran al empoderamiento de los jóvenes, aquellos que en mi barrio veía en las esquinas discutiendo por horas cómo distinguir un Levi's original, en la cancha de micro jugando el tercer tiempo, en los encuentros de las barras cantando arengas y consiguiendo peso por peso los rollos de papel que llevarían al estadio en domingo...

Sí, desde un principio me proyectaba a trabajar con jóvenes puesto que sentía que tanta energía, creatividad e irreverencia podrían construir mucho más para las comunidades que lo que hace la critica e indiferencia hacia ellos por parte de "los adultos"

Los recovecos son propios de los caminos y en el mío encontré varios que hicieron que mi labor de educadora fuera con otro tipo de poblaciones, después de cuatro años como profesora en secundaria me veo con niños de primaria, con esos bichos raros a quienes inicialmente tuve miedo pero que luego adoré gracias a su afectividad y a esas aventuras en las que me envolvieron en su mundo mágico, aprendí tanto de ellos, soy una mejor persona desde que me hice consiente de su presencia de sus miradas inquietas sobre mí, su profesora, "la adulta". Posteriormente, los últimos 8 años desde un rol nada fácil en una organización escolar, la coordinación, me correspondió interactuar primordialmente con adultos y aunque encontré, en algunos de ellos, corroborado mi prejuicio en discursos pintados de desesperanza también descubrí que esa tinta se destiñe y que en todos los casos hay una apuesta a la vida, al logro, al servicio, al éxito.

Desde allí comprendí que los planes de formación docente son fundamentales porque aunque el noble objetivo es claro no hay una sola mejor manera de hacer las cosas y que cada profesor/a debe abrir sus camino dialogando con sus pares, con su entorno, diseñando estrategias, en definitiva implicándose, dándose a conocer por lo que reflexiona y hace. Yo soy esa colega con quien debatir el cómo movilizar a nuestros estudiantes hacia los aprendizajes, a descubrirse y dimensionarse en su humanidad.

Hoy, orgullosamente soy formadora de educadores en contextos vulnerables y ahora lo que más me satisface es ayudar a que los maestros de nuestro país se sientan satisfechos con lo que hacen, con sus esfuerzos del día a día, sus logros obtenidos a pulso, sus iniciativas y capacidad de concluir lo apenas esbozado. Me gusta mucho ayudar a conciliar voluntades para sacar adelante pequeños proyectos, de aula, de año, de institución, de lectura y escritura...porque estoy cada vez más convencida que la suma de nuestros pequeños proyectos y la implicación de la comunidad en ellos pueden mejorar el curso de nuestro país.

Los caminos de la educación son complejos y decisivos en el proyecto de una sociedad. Yenny Patricia Díaz