Soy maestra de vocación. Nací un 20 de julio de 1980 en Bucaramanga, criada en las cálidas calles de Girón y formada en la Normal Superior de Bucaramanga. Destacada siempre en la parte académica. Inicié mis estudios de licenciatura en Matemáticas a muy temprana edad en la Universidad Industrial de Santander, donde también me formé como especialista en educación Matemática. Recibí excelentes bases no sólo profesionales, sino personales. Allí encontré docentes cálidos, entregados a su labor y con la meta fija de formar gente con proyecciones personales y profesionales, apuntando siempre a contribuirle a un futuro diferente y cada vez mejor para nuestro país.

No suficiente con la formación encontrada allí, busqué en la práctica de las matemáticas un camino que me ayudara a formar más que matemáticos, personas capaces de utilizar las ciencias a su servicio. He sido convencida que todos tienen conocimientos de algo, y que estos pueden aportar al gran cambio que hemos buscado por décadas. Con sólo cuatro años ejerciendo como docente, y con muchas ganas de seguir adelante, viajé a Bogotá, con pocos pesos en mi bolsillo, para buscar seguir estudiando y perseguir los sueños que siempre han estado presentes. Fue por esto que, gracias al riesgo que tomé, llegué a vivir a Bogotá desde el año 2006, una ciudad muy grande en comparación con mi querida Bucaramanga, que hacía su estadía difícil, pues mi familia estaba radicada en Bucaramanga.

Todo al principio es difícil, se hace fácil cuando las metas están presentes y es por ellas que encuentras sentido a todo lo que te pasa. En Bogotá he tenido experiencias inolvidables como el gran esfuerzo por escribir los libros de la serie Matemáticas para la vida, en la fundación Alberto Merani, y las necesidades particulares de aprendizaje de los niños que acompañé en el Gimnasio Los Robles, y el trabajo con los jóvenes de la Institución Educativa Eduardo Umaña Mendoza hacen que la labor docente se resignifique día a día. Inicié los estudios de Maestría, en la Universidad Pedagógica Nacional, a principios del 2009, y a finales de 2010 logré obtener el título, fueron noches de constante lucha contra el sueño para lograr culminar la investigación iniciada en el Gimnasio Los Robles, que más que un título más, me ayudó a reconocer la diferencia, y sobre todo, para ver y comprobar una vez más que las matemáticas, el videojuego y los marcos teóricos en visualización, están al servicio de los niños y del futuro de nuestro país. Lo más importante de esta experiencia, fue poder compartirla en diferentes congresos nacionales e internacionales de educación matemática y uso de la tecnología en la educación.

A pesar de todo lo logrado, y de la necesidad de seguir formándome, soy consciente de que no existe universidad en el mundo que forme profesionales en todos los campos del saber, ni tampoco, que lo formen para tratar casos particulares en educación. Esto sólo se consigue con la práctica que cada uno de nosotros ha logrado forjar a lo largo de su experiencia como docente. Sólo la experiencia nos ayuda a reconocer las necesidades que tienen cada uno de las personas con las que recorremos un camino, cada una desde un ángulo de vista diferente, pero todos guiados por la misma brújula. La transformación de la calidad, está en la transformación de las propias prácticas.

El pertenecer al grupo de formadores, ha sido todo un reto que renueva día a día la manera de pensar en la educación de nuestra Colombia. Si cada uno de nosotros pone su granito de arena, lograremos evidenciar los grandes cambios a futuro, mientras tanto podemos ver pequeños y significativos logros, con la propuesta que nos trae el Ministerio de Educación Nacional. De esta manera, puedo reconocer que también: ¡Yo me comprometo!

¡Soy maestra de vocación! Jenny Patricia Acevedo Rincón