Actualizado el 10 de Septiembre de 2012

Ser docente quizá no me convertirá en millonario pero si en multimillonario al poder enseñar a los demás. Santiago Peña Escobar

Desde mi niñez cuando inicié mis estudios y desde que tengo uso de razón, el estudio para mí, más que una oportunidad, un deber, un derecho o un deseo, se convirtió en una necesidad, en una manera de sobrevivir. Porque durante la época del colegio y por diversas circunstancias presentadas en mi vida la soledad y el estudio fueron mis dos mejores aliados.

imagen foto_g.jpg

Santiago Peña Escobar
Formador programa "Todos a aprender" Nariño
spena@mineducacion.gov.co

Desde mi niñez cuando inicié mis estudios y desde que tengo uso de razón, el estudio para mí, más que una oportunidad, un deber, un derecho o un deseo, se convirtió en una necesidad, en una manera de sobrevivir. Porque durante la época del colegio y por diversas circunstancias presentadas en mi vida la soledad y el estudio fueron mis dos mejores aliados.

Convirtiéndose el colegio en mi primer hogar, en mi tranquilidad, en mi excusa perfecta para obtener mi alimentación y mi refugio, ya que negociaba con mis compañeros mis saberes, mis habilidades, mis tareas, mis trabajos y hasta mis exámenes para obtener lo básico o lo mínimo que necesita un ser para vivir: donde dormir, algo para comer y vestir decentemente. Uno de los principales inconvenientes de la época fue que estudiaba en un colegio oficial y debido a los paros extendidos, la calle y la noche me hicieron compañía.

Agradezco mucho la crianza que me dio mi abuela materna, que en paz descanse, los seis primeros años de mi vida, donde las bases morales, los principios, el don del servicio, la lealtad y el hacer las cosas bien sin perjudicar a los demás, fueron las bases sólidas que sirvieron para luchar de la mejor manera con la adversidad que se me presentaba en la vida.
Desde niño siempre he sido soñador, pero con los pies en la tierra, esto me ha permitido trazarme metas paso a paso. Sacar un buen puntaje en el ICFES, ser bachiller y entrar a la Universidad del Valle era el ideal; pero solo logré convertirme en bachiller técnico comercial y complementar mi bachillerato en la Institución Educativa CASD.

Por lo cual cambié mis propósitos, así que pagué servicio militar a pesar de la dificultad en la visión, y sin planearlo se convirtió en la excusa perfecta para ver que decidía en mi vida, mientras tanto el estado me daba vivienda, comida, vestido y hasta una mensualidad.

Después de ser reservista decidí estudiar en la universidad, para ese objetivo recurrí a la creatividad y trabajé como payaso, titiritero, imitaba a Celia Cruz, como vigilante y hasta vendí prensa, entre otras labores, pero logré entrar a la U y me volví licenciado en Matemáticas, con mucho sacrificio pero con una gran satisfacción.

Como profesional escogí la mejor de las profesiones, quizás con ella no podré ser millonario en lo económico, pero si multimillonario en lo emocional, en la satisfacción y en saber que puedo transformar la vida de muchas personas, como algún día la educación ayudó a transformar mi vida. Y esa hermosa profesión es: ser docente.

Pero además de cumplir mis sueños, ser docente oficial, hacer una especialización, ser magister y en la actualidad hacer el doctorado; uno de los sueños más maravillosos que pude cumplir es tener una verdadera familia, mi propia familia. Con quienes compartir una navidad, un año nuevo y sobre tener a alguien que me espere en casa, quien se emocionara con mis triunfos y compartiera mis tristezas.

Y gracias a Dios comparto mi vida con una gran mujer, digna de mi admiración, de mi amor, de mi respeto y de mi apoyo, de igual manera ella me ha apoyado a mí y fue partícipe de mis éxitos. Pero lo más hermoso es que el fruto de ese amor dio como resultado un hijo, un gran ser que fue una verdadera bendición de Dios. Antes de casarme tuve mi primer hijo y en la actualidad es motivo de reflexión.

Pero lo más hermoso de esta vida, es que nos da la oportunidad o nos cumple sueños que no esperábamos. Pensaba que todo en mi vida estaba calculado, pero ahora que soy formador de formadores, la emoción que siento no la puedo definir. Porque puedo devolverle a la vida, a muchos chicos y chicas, aquello que la vida me dio a mí.

Soy un convencido de "Todos a aprender" del cual hago parte y del éxito que vamos a tener por eso: ¡yo me comprometo!

Santiago Peña Escobar. Nariño