El municipio, las 26 veredas y el Cabildo del Alto del Rey, de El Tambo, Cauca, cuentan con la Liborio Mejía, una institución con 750 estudiantes que, preocupados por la disposición de los residuos sólidos de su localidad, se dieron a la tarea de crear una empresa para su manejo adecuado. El compromiso con el municipio y su medio ambiente, a través del PRAE.

En la zona centro occidental del departamento del Cauca, próxima al Parque Nacional Munchique, sobre la vertiente de la Cordillera Central, en el filo de la montaña, a 33 kilómetros de Popayán, está El Tambo, una población de 45 mil habitantes -93% rural y 7% urbana-, inmersa en una región golpeada por más de veinte años de violencia y considerada la despensa agrícola del suroccidente colombiano.

"Si bien es cierto que la violencia ha obligado a algunas de nuestras familias a abandonar las tierras, también lo es que en el municipio, el quehacer y la proyección de la escuela se ha fortalecido a través de un compromiso que no es sólo institucional sino personal", asegura Luz Marina Erazo, docente de ciencias naturales del Colegio Liborio Mejía. "Queremos abrir espacios de conocimiento de los problemas del ambiente para la búsqueda de soluciones, y generar acciones de convivencia con el proyecto ambiental. Por esto nos comprometimos con el PRAE, que se orienta a la formulación y gestión de una empresa de abono orgánico (producto que se vende en la institución) para uso en las parcelas, y fundamental para el relleno sanitario local".

El PRAE responde a la problemática de "contaminación ambiental por residuos agrícolas e industriales, y se ha convertido en un ejercicio de construir y reconstruir todas las áreas, de tal forma que se articule cada vez más al reto de los estándares y de las competencias", explica la profesora. "El desarrollo del Proyecto y sus resultados nos permitió representar a El Tambo en el Foro Departamental, previo al Foro Nacional de Competencias Ciudadanas del año 2004. Para la comprensión e interpretación de la problemática ambiental, en nuestra experiencia son conceptos integradores: consumo/consumismo, agua, suelo, aire y comunidad; siempre buscamos la transversalidad".

"Se trata de articular en nuestro plan de estudios y en el currículo, a partir de seis ejes, las áreas del conocimiento, los diferentes saberes y, en general, todas las actividades formativas de la institución, con el fin de reflexionar y participar en la solución integral de los problemas desde un trabajo interdisciplinario", agrega el profesor de química, Aurelio Muñoz, quien lleva 15 años en el colegio.

Un ambiente rentable y con futuro

La gestión del PRAE ha permitido poner en funcionamiento la microempresa Rentaambiente, vinculada a la Alcaldía por medio de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (UMATA) y del acueducto. Con ella, los estudiantes y sus familias participan en la elaboración de artesanías con materiales de desecho, proceso acompañado por el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), y que parte de lo desarrollado en áreas como artística, biología y química.

Por otra parte, aseguran alumnos y maestros, vincular instituciones como el Comité de Cafeteros, la Alcaldía Municipal, la Empresa de Acueducto Municipal (EMTAMBO), la Corporación Autónoma Regional del Cauca (CRC), la Fundación de Apoyo a los Campesinos (FUNDEUP), el hospital, la Secretaría de Educación Departamental y los Ministerios de Educación y del Medio Ambiente, garantiza la organización, puesta en marcha y sostenibilidad del proyecto; un ejemplo que se aprecia "en la parcela de San Carlos, donde se lleva a cabo el proyecto de recuperación de bosque seco tropical y bosque andino montano bajo, que estimula la vocación agrícola de los niños, niñas y jóvenes del municipio y que es apoyado por FUNDEUP y ECOFONDO"

Luis Miguel Sánchez, personero estudiantil de undécimo grado, que hace tres años pertenece a la institución, comenta que "lo del reciclaje es una oportunidad económica pero, más importante aún es aprender y ver la actividad como una forma de cuidar a mis compañeros. Si todos reciclamos en la institución... ¡imagínese lo que lograremos si lo hacemos en todo El Tambo!".

Además de la microempresa, en la tienda escolar se puede ver otra parte del proceso formativo. De acuerdo con un líder estudiantil, "con el proyecto Aquí casi no comemos mecato, en la tienda casi no se venden paquetes y productos que se conviertan en basura; permanentemente se recicla. Procuramos consumir productos no contaminantes para el cuerpo ni el medio ambiente y preferimos nuestros productos caseros a los industriales". Con los estudiantes también se elaboran y sacan al mercado, "con éxito", conservas naturales, mermeladas y derivados lácteos, aprovechando los productos de cosecha. Además, asegura la profesora Erazo, "contribuimos con la agricultura orgánica y la economía tambeña".

Trabajar con y para la comunidad

La producción de abono permite aprovechar los residuos de la plaza de mercado para ampliar la vida útil del relleno municipal. La campaña ha despertado una reflexión de la comunidad, pues el relleno sanitario de la vereda La Cuchilla no cumple las normas ambientales y sólo cubre la cabecera municipal, a pesar de que la población es rural en su mayoría. "Los muchachos se han integrado poco a poco y se han formado con una propuesta que surgió en el Liborio Mejía hace 8 años, cuando se vio la necesidad de crear una empresa que se encargara de manejar los residuos sólidos, orgánicos e inorgánicos. Ahora, en coordinación con EMTAMBO, se produce abono orgánico y el reciclaje es en todo el pueblo", explica el profesor Muñoz.

"En clase se trabaja partiendo de una pregunta, un estudio de caso, una salida recreativa, una visita de campo, la observación de un vídeo, el acercamiento a una experiencia significativa o el desarrollo de una herramienta, como lectura de contexto. La reflexión, la búsqueda de respuestas y de conceptos, es permanente. Así, establece mos diálogos y confluyen saberes, conocimientos y apreciaciones. En estos espacios se practican la tolerancia, el respeto, la búsqueda de consenso y la solidaridad".

Integración y ciudadanía

También hay en el colegio un trabajo de recuperación de la tradición oral y de reconstrucción del tejido social, partiendo del rescate de la historia de las veredas, de las familias, de las tradiciones, los cuentos, mitos y leyendas de la región, y de los personajes populares. En el aspecto musical, se trata de evitar la pérdida del folclor local "y se les canta a los ríos y las montañas; se pintan paisajes y sus viviendas empleando la cartografía social, y se generan debates con tolerancia".

De otra parte, son frecuentes las jornadas de reforestación y recuperación de material reutilizable, así como las actividades de integración con la comunidad, mediante las campañas: Todos por un Tambo limpio y Las quemas afectan la salud, la calidad de agua y de los suelos de la cabecera municipal y veredas aledañas, recuerda la docente. "Se invita a la comunidad a comprometerse con el reciclaje y a no quemar las basuras".

Los procesos se han convertido en un desafío en materia de competencias ciudadanas, "porque hay que poner de acuerdo a muchas personas de la comunidad educativa, de la administración municipal y de las empresas públicas. Cuando la gente se ha disgustado porque no ven pronto la contraprestación, por ejemplo con respecto a vías y otros beneficios, nos hemos reunido para hablar y les mostramos las ventajas que trae; así valoran la propuesta", explica Muñoz.

Ahora, aseguran algunos miembros de la institución, hemos estado preparándonos para las Pruebas Saber, en un ejercicio con las distintas áreas cuyo fin último es optimizar el trabajo escolar, apoyándose en los Planes de Mejoramiento.En síntesis, el proyecto ambiental escolar ha permitido conocer la dinámica natural y sociocultural del municipio de El Tambo, desde todas las áreas del conocimiento, y en general desde el currículo; asimismo, establecer alternativas que mejoren la calidad de vida y proporcionen un desarrollo humano sostenible en la región.