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Conocimiento, calidez, comprensión

La "capital industrial de Colombia", Itagüí, busca consolidar procesos que garanticen la formación de ciudadanos integrales, incluidos, claro está, aquellos que necesitan un apoyo especial. En la institución Loma Linda: convivencia, apoyo e interacción. La importancia de tener en cuenta las particularidades del entorno.

"Estamos realizando un proceso dentro del aprendizaje colaborativo y hemos logrado fortalecer la integración cognitiva y social", señala con plena convicción la rectora Mary Sol Cano, en su oficina ubicada en el corazón de la Institución Educativa Loma Linda, al referirse al proceso de educación inclusiva que ha sido parte de los 18 años de funcionamiento de este centro.

Esta integración cognitiva y social es una situación habitual en la cotidianidad escolar. Por ejemplo, Andres Felipe, uno de los niños de primer grado, hace sus ejercicios en clase con la misma frecuencia que sus compañeros, a pesar de presentar un desarrollo motor limitado, una deficiencia visual causada por falla congénita y un grado de autismo.

Cuando Andrés Felipe pasa al tablero para resolver ejercicios matemáticos es guiado por su maestra que le lee los números y le pregunta cuáles son las decenas y las centenas. El niño, que ya las asocia, las escribe cuidadosamente en su tablero, reforzando también el aprendizaje de sus compañeros.

En Loma Linda todos los estudiantes hacen parte del mismo entorno de aprendizaje, un ingrediente más de la dinámica cotidiana, que no afecta negativamente las relaciones entre los estudiantes. Sin embargo, recalca la rectora, esta mentalidad no es sencilla de adoptar; se necesita crear conciencia en todos los miembros de la comunidad.

El colegio alberga a 1020 estudiantes -de Preescolar a Grado 11°- y en él estudian 200 niños, niñas y jóvenes con algún tipo de discapacidad, de los cuales 40 están diagnosticados: estudiantes con limitaciones cognitivas, déficit de aprendizaje, problemas psicológicos, discapacidad motora y discapacidad física (para caminar, ceguera, baja visión y ausencia de extremidades superiores). Una maestra de aula especial, 29 docentes y 3 directivos docentes conforman el equipo de educadores.

La profesora de aula especial se llama Gloria Patricia Quiroz. "Ella orienta y da lineamientos a todos los maestros. Va a las aulas de clase, guía y apoya. En los salones se trabaja la capacidad de dar respuesta a las necesidades; en estas orientaciones se involucran maestros y alumnos", explica la rectora Cano.

Las capacitaciones se les dictan a docentes de primaria y bachillerato; a cada grupo una vez a la semana. En las jornadas diarias escolares, la profesora Quiroz se sienta aparte con los maestros para reforzar los logros obtenidos en el aula y dar recomendaciones pedagógicas, dependiendo de las necesidades de cada alumno. Por ejemplo, acuerdan que los estudiantes con dificultad para pasar al tablero realicen sus deberes en un cuaderno, y entrena a maestros y estudiantes en lectura braille, de tal forma que se involucren en los procesos educativos de quienes necesitan su acompañamiento".

Posteriormente, los docentes llevan a cabo un análisis. "Lo que enriquece a la Institución, señala Gloria Patricia, es que ellos comparten lo que pasa en el aula, las estrategias que implementan, cómo les fue y cuáles métodos facilitaron la labor. Entre sí comentan no sólo lo que sucede con los estudiantes con discapacidad sino con todo el alumnado".

El apoyo de un padrino

Si bien el aprendizaje de todos los estudiantes es conjunto, también se procura acompañar a quienes necesitan una orientación especial. "Cada estudiante con algún tipo de discapacidad tiene un 'padrino' en el curso, que es un compañero. Por ejemplo, Marcela, que ahora está en Grado 6°, tiene una amiga que aprendió braille con ella en el colegio", agrega la rectora de Loma Linda.

Marcela Andrea tiene una discapacidad visual por glaucoma. A sus 12 años, sus logros han sido reseñados en el periódico del colegio. "Tengo una amiga que me colabora, me dicta. Además, realizamos los ejercicios en educación física y hacemos lúdicas acompañadas por los compañeros", comenta la niña.

Por su parte, Alejandro, de 13 años, que sufre de una limitación visual por desprendimiento de retina, describe a los tutores como un apoyo constante. "Tengo dos amigos que me colaboran en las tareas y en los trabajos de grupo. Por ejemplo, me ayudan a copiar; me explican y estudiamos para las evaluaciones (...) Como yo quiero desplazarme, recibo clases de uso de bastón y movilidad, pero también me gusta la cerámica que me enseñan en otra escuela de Itagüí".

Los "padrinos" son estudiantes del mismo grado, seleccionados por el profesor del aula según las habilidades y características de sus alumnos. "La actividad bandera del estudiante es ser tutor de quien lo necesita. Cada docente mira quién es el más adecuado y no necesariamente una sola persona actúa como tutora", afirma la docente de apoyo del colegio.

El acompañamiento se extiende a otros estudiantes que no tienen discapacidad, como una relación natural. "Las prácticas son lideradas por la profesora de apoyo; está, por ejemplo, el apadrinamiento de los estudiantes de Grado 11° a los niños de Preescolar, de atención y colaboración dentro de la escuela", afirma Laura Melisa Mejía, alumna de ese Grado.

La movilidad de los jóvenes con alguna condición especial es otra realidad que necesita reforzarse, en cuanto a rampas, sillas, accesos y desplazamientos. Aunque hay dificultades, por ejemplo con las escaleras, los compañeros están pendientes de colaborar. "Eso les nace; hay que enseñarles a los niños cómo orientar a quienes tienen limitación visual: llevarlos de gancho o guiarlos en el patio y el salón", afirma Gloria Patricia.

El Manual y la pedagogía con amor

"Normalmente las escuelas, cuando inician clases, entregan el Manual de Convivencia", afirma Mary Cano. "En Loma Linda, durante el primer período académico se discute su construcción con padres y madres, estudiantes y maestros". Dentro de las líneas de acción se hace un reconocimiento del contexto y de las expectativas de la comunidad, y se acuerda cómo trabajar los proyectos institucionales.

En estos 18 años, en el colegio y en la comunidad se ha procurado implantar una filosofía de inclusión. Esta se apoya en "la pedagogía del amor", según la cual hay que desarrollar procesos de concertación a partir del diálogo, la comunicación, la reflexión y la acción. Con esta estrategia, los muchachos están al tanto de los procesos institucionales.

La pedagogía se representa en una "carta del amor" que los docentes entregan a padres y madres de familia; en ella comentan, de manera cercana y cálida, aciertos, logros y puntos fuertes y débiles de los estudiantes, tanto académicos como personales. Se trata de mejorar la convivencia y el rendimiento.

Ahora bien, en Loma Linda los maestros han tenido regularidad en su permanencia y se han adecuado a la mentalidad del colegio. "Llegué hace 12 años y he roto una estructura y un pensamiento muy estrictos; aprendí, entre muchas cosas, a modificar los niveles de exigencia: debemos saber que detrás de la institución educativa está el ser humano", subraya con entusiasmo María Teresa Amaya, profesora de Castellano y Literatura. "El trabajo entre todos los muchachos es por igual, solo que el rendimiento no es el mismo y eso hay que tenerlo en cuenta. Si un muchacho logra contestar un taller de 20 preguntas y otro puede desarrollar 10, entonces se le califica a partir de 10", comenta.

De la escuela al municipio

La Institución Educativa Loma Linda trabaja ejemplifica un proceso que va tomando forma en Itagüí y una política educativa que ha buscado maneras de atender a quienes tienen algún tipo de discapacidad. "Hemos trabajado en estos cuatro años en cómo brindarle a la población con alguna discapacidad cognitiva o física o a los sobresalientes la posibilidad de acceso al sistema educativo", afirma el alcalde del municipio, Carlos Arturo Betancur.

Entre las estrategias se ha acogido el Plan Educativo Municipal, propuesto para los próximos 10 años, que se ha incluido en el Plan de Desarrollo "Itagüí cuenta contigo". Se fijó la meta de generar aulas de apoyo y se han instalado 17 en las instituciones oficiales del municipio. En este proceso destaca la capacitación de 27 docentes de aula de apoyo, que a su vez orientan a los docentes de aula regular; se han contratado universidades para implementar programas de atención a estudiantes con discapacidad, y se ha fortalecido la labor de la Unidad de Atención Integral (UAI).

La UAI está conformada por un grupo de profesionales en fonoaudiología, psicología, terapia ocupacional, artes y licenciados en educación encargado de coordinar y gestionar servicios y alianzas para apoyar con servicios pedagógicos, sicológicos y colaborativos a las instituciones en una educación inclusiva de calidad. Entre estos están, asistencia para la formación de docentes, asesoría psicológica a menores con necesidades educativas especiales transitorias, permanentes, talentos y capacidades excepcionales, sus familias y docentes. "También brindamos asesorías que respondan a la diversidad, el acceso, la permanencia y la promoción de niños, niñas y jóvenes con necesidades especiales", señala la profesional del Área de Integración Educativa de la Secretaría, Luz Ángela González.

Sin embargo, como afirma el secretario de Educación y Cultura del municipio, Guillermo León Restrepo, "a la Secretaría le falta un poco más de análisis de la población que no está demandando el servicio. Estamos ofreciéndole cupo a todo aquel que lo necesita (...) pero la población que presenta algún tipo de discapacidad no tiene clara su condición, y hay que ingresarlos al sector". La entidad trabaja con un equipo de profesionales de la UA- donde se detectan una serie de necesidades de la comunidad que se comparten con otras secretarías de educación.

Los casos de atención a personas con necesidades educativas especiales siguen surgiendo. Una muestra es el de la estudiante del Grado 11° de la Institución Educativa Felipe Restrepo, Sara Daniela Sánchez, que padece problemas de salud y un atraso cognitivo por un cáncer que tiene desde los dos años de edad.

Sara Daniela tuvo la oportunidad de presentar, el pasado septiembre, el Examen de Estado con un tutor asignado por el ICFES. "A comienzo de este año se hicieron los contactos con el ICFES para proporcionar tutores a los estudiantes con discapacidad cognitiva durante la prueba. Es la primera vez que se lleva a cabo. Después de que el médico contactara a los padres de la niña con el fin de efectuar una observación, se le asignó el acompañante para el examen" refiere Ángela Florez, rectora del Felipe Restrepo.

Es el mismo examen, pero los tutores se enfocan en las interpretaciones del estudiante, durante un tiempo prudencial asignado de acuerdo al evaluado. El puntaje no se mide por la reglamentación nacional, sino por la condición del estudiante.

El padre de la joven, Roberto Sánchez, que también es rector en Itagüí y se desempeño como Secretario de Educación del municipio, hace el llamado para que "estos procesos tengan continuidad. Aunque el ICFES conoce esta situación, se está comenzando con esta metodología, y se necesita una articulación entre el ICFES, las instituciones educativas y las universidades, para potenciar estos procesos de inclusión, porque lo que sucedió es una muestra de que se necesitan maestros de aula de apoyo, de acompañantes, para una más adecuada educación, así como para la preparación y presentación de los exámenes".

El municipio es escenario de desarrollo en la educación para personas con discapacidad. "La comunidad se entera a través del programa de televisión y los boletines que emite la Alcaldía", señala el alcalde. Sin embargo, las estrategias para esta atención deben tener en cuenta que cada colegio es un microcosmos del municipio y cada estudiante un caso particular que necesita de sus propios procesos para construir proyectos de vida. En Itagüí, la oportunidad de estudio tiene en cuenta la pluralidad -que todos tengan las mismas oportunidades- y poder satisfacer las necesidades particulares con medidas precisas según la discapacidad.

Conocimiento, calidez, comprensión, al tablero no.43
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Altablero No. 43, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2007
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