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Cimiento de la vida

Alejandro Acosta, Elvira Forero y Paul Martin reflexionan acerca de la política para la formación y educación en la primera infancia y señalan las responsabilidades de los distintos actores que forman parte de un proceso que va entre 0 y 6 años.

Al Tablero: Hablemos de las responsabilidades que tienen la familia, la sociedad y el Estado en cuanto a la atención y la educación para la primera infancia...

Alejandro Acosta (AA): La Convención Internacional de los Derechos del Niño es el instrumento jurídico más comprensivo que ha formulado la sociedad contemporánea, que reconoce a las niñas y a los niños como titulares activos de derechos. Esto quiere decir que no son "menos" personas que los adultos, ni tan sólo "proyectos" de adultos y que, por tanto, no son "objetos" que deben ser moldeados y construidos por los adultos que conforman su familia y representan al Estado y a otras instituciones sociales. Este criterio fundamentó la formulación del nuevo Código de Infancia y Adolescencia y sigue siendo un gran desafío hacerlo realidad.

Al reconocer que es un momento diferente en el ciclo de vida, en el que requieren acompañamiento, protección, afecto, estímulo y la labor educativa de los adultos, el interés superior del niño debe tener preeminencia en las decisiones del Estado y de la sociedad, tal como lo dice la Constitución Política Nacional en su Artículo 44.

Este reconocimiento implica que todos tenemos responsabilidades en la promoción de su desarrollo y que el Estado, en concurrencia con la familia y la comunidad, o más ampliamente la sociedad civil, es el garante de sus derechos. Sin embargo, para cumplirlo necesita la participación activa de la sociedad en su conjunto y de la familia, incluyendo a niñas y niños. Por eso la familia es el primer y privilegiado espacio para la socialización, en donde deben encontrar alimento, condiciones higiénicas, un entorno seguro, afecto, protección, interacciones constantes y un estímulo adecuado.

Para que la familia pueda ofrecer este ambiente debe reconocerles a sus hijos el carácter de sujetos, y comprender y saber responder a las potencialidades, necesidades, limitaciones y particularidades propias de esta etapa de desarrollo. Pero la familia no puede cumplir cabalmente tales funciones si no cuenta con unas condiciones mínimas para lograrlo -alimento, educación y conocimiento-; de ahí que el Estado sea el responsable de garantizarlas. Igual sucede con aquellas situaciones en las que una familia, por sus condiciones internas y pese a los apoyos que reciba, no brinda un ambiente seguro y positivo para los niños. Por otra parte, la familia no se desenvuelve aislada y sola sino que mantiene una interacción con el Estado y otros ambientes e instituciones, donde ocurren procesos sociales y educativos no formales, no institucionalizados pero cruciales para el desarrollo del ser humano. Es por ello que la sociedad en conjunto, con la familia, debe concurrir con el Estado para garantizar los derechos de la niñez y de quienes interactúan con ella.

Elvira Forero (EF): Todos tenemos un compromiso con la infancia que debemos asumir con responsabilidad. El Código de la Infancia y la Adolescencia lo establece claramente; familia, sociedad y Estado son corresponsables en la "atención, cuidado y protección" de todos los niños y niñas.

La familia es el principal agente de cuidado y educación en la primera infancia. Su responsabilidad se centra en ofrecer unos ambientes sanos y protectores a los niños, en donde se desarrollen vínculos afectivos positivos. Igualmente, debe permitir y acercar a los niños y niñas a los servicios públicos o privados que favorezcan su educación y desarrollo y la garantía de sus derechos.

Con la Convención, la sociedad ha adquirido un rol importante. Se consideraba que los niños eran un asunto exclusivo del ámbito privado de las familias. Hoy, tanto la Convención como nuestro Código le imponen una responsabilidad a la sociedad: todos sus miembros, incluidos los empresarios, son corresponsables de que los niños y las niñas tengan sus derechos garantizados.

Por su parte, el Estado es el garante de los derechos. Aunque comparte su responsabilidad con la familia y la sociedad, le corresponde buscar estrategias o mecanismos de trabajo conjunto para garantizar los derechos fundamentales de todos los niños, niñas y adolescentes, incluidos aquellos que se encuentren en riesgo y ofrecer los medios para la restitución de los mismos. Es también asegurar la atención de la población vulnerable y hacia eso se orientan los esfuerzos de manera coordinada entre el Ministerio de Educación Nacional y el ICBF. El Estado debe intervenir para garantizar los derechos de los niños y niñas, cuando éstos se vean vulnerados.

Los desafíos para la atención de la primera infancia son bastante grandes; por ello es necesario que el Estado, la sociedad y la familia actúen de manera coordinada.

Paul Martin (PM): Desde la perspectiva de la Convención de los Derechos del Niño, a cada nivel que compone el ambiente del niño le corresponde tener como consideración primordial su interés, sin que ninguno pueda sustraerse de esto. El mundo debe adaptarse a los niños haciendo que, tanto la familia como la sociedad y el Estado abandonen cualquier noción que anteponga sus propios intereses a los de los niños. Ellos y ellas tienen derecho a que sus intereses sean prioritarios en el diseño de políticas, en su ejecución, en los mecanismos de asignación de recursos y de resolución de conflictos. Asegurar el mejor comienzo posible en la vida es la responsabilidad de la familia, la sociedad y el Estado como portadores de obligaciones con la primera infancia.

Para el Estado, la Convención es el eje para el diseño y ejecución de las políticas públicas; reconoce a los niños y niñas como sujetos de derechos, que están en una etapa de maduración, crecimiento y desarrollo de sus capacidades y competencias, y que requieren especial protección. El desarrollo es un asunto que compromete a la humanidad toda y convierte al niño en una persona humana portadora de demandas sociales.

Se ha comprobado que la autoconfianza, la autoestima, la seguridad, la capacidad de compartir y amar, incluso las habilidades intelectuales y sociales, tienen sus raíces en las experiencias familiares y comunitarias de la primera infancia; aquí está la esencia de la corresponsabilidad para la que el Estado debe preparar a padres y madres y dar a las comunidades la capacidad necesaria para prestarles apoyo.

AT: Hablemos de la importancia para el país de contar con una política educativa para la primera infancia...

EF: Una política de esta naturaleza es fundamental para garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas desde el nacimiento, aun desde que están en el vientre materno. Para cumplir con este mandato, Colombia construye una política que orienta estrategias, acciones, recursos y esfuerzos de diversos actores del sector público y privado hacia ese propósito común.

Los seis primeros años de vida son cruciales para el desarrollo humano, físico, cognitivo y social. Por tanto, una política educativa ofrece la posibilidad de crear escenarios, alianzas, mecanismos y herramientas que faciliten el desarrollo integral de los niños.

PM: Las decisiones que se tomen y las actividades que se realicen en nombre de los niños y niñas durante este período fundamental influyen en la forma como se desarrollan y en la manera en que progresan los países. Si no hay una atención prioritaria es una tragedia para ellos y los países.

Se requiere una política educativa que determine los escenarios, los recursos y las oportunidades que faciliten el desarrollo integral en el ámbito familiar, comunitario e institucional y mejoren la vida de los niños.

Los derechos de los niños y las niñas se cumplen en la medida en que su desarrollo se realiza del mejor modo. Desarrollo humano y protección de los derechos humanos son dos perspectivas que deben converger para el adecuado diseño y ejecución de las políticas públicas relativas a la primera infancia y, en particular, de la política educativa.

La Conferencia Mundial de Educación para Todos de 1990, de Jomtien (Tailandia) declara que el aprendizaje empieza con el nacimiento; es un llamado al cuidado de la niñez temprana y a la educación inicial. Como lo expresa John Heckman, Premio Nobel de Economía, 2000, "no podemos permitirnos posponer la inversión en los niños hasta que sean adultos ni tampoco esperar a que entren a la educación primaria, un momento que puede resultar muy tarde para intervenir".

Las investigaciones han demostrado que la educación inicial fomenta la democratización de la educación y la igualdad de oportunidades, compensando carencias de las poblaciones más vulnerables e incidiendo en su desarrollo y en sus aprendizajes. Con más niveles de escolaridad es posible alcanzar mejores condiciones de vida y bienestar.

Según lo establece el Estado Mundial de la Infancia (Unicef 2001): "La atención integral en la primera infancia es la clave para crear un mundo donde imperen la esperanza y el cambio, en lugar de la privación y la desesperación, y para fomentar la existencia de países prósperos y libres". Asimismo, afirma que "quebrar el ciclo de transmisión entre generaciones de la pobreza, la violencia, la enfermedad y la discriminación no es un sueño inasequible si comenzamos suficientemente temprano en la vida de un niño".

AA: La atención a la primera infancia es una de las condiciones y estrategias para lograr los niveles de desarrollo humano requeridos para que los países puedan garantizar a sus ciudadanas y ciudadanos posibilidades de realizarse como individuos y colectivos. Es el momento cuando el ser humano es más susceptible a las influencias del medio y de la cultura y en el que más necesita del cuidado, la protección, el afecto y el estímulo de quienes le rodean. Por tanto, el cuidado y desarrollo de la primera infancia exige la creación de ambientes adecuados para su sano desarrollo físico y psicosocial. El proceso de crear dichos ambientes y el logro de los niveles de desarrollo deseados precisa trabajar con los niños y, al mismo tiempo, potenciar las capacidades de todos los actores sociales que interactúan con ellos.

El cuidado y desarrollo de la primera infancia es un asunto público que reclama políticas públicas integrales, entre las cuales la educativa es fundamental. Dichas políticas deben ir más allá de una administración y su construcción y desarrollo no se puede restringir al gobierno, también debe participar la sociedad civil.

En el país hay avances como el nuevo Código de Infancia y Adolescencia, la Alianza por la Niñez Colombiana, la propuesta de Política nacional para la primera infancia, el valioso proceso en Bogotá para el acuerdo ciudadano sobre el sentido y organización de la educación inicial, los planes decenales que se preparan, etc., en los que es necesario dar la adecuada importancia a la educación inicial. Adicionalmente, en años recientes, la investigación científica en disciplinas que van desde la pedagogía y la psicología hasta la neurociencia y la economía, ha demostrado la relevancia de unos primeros años positivos y felices, por su impacto en el futuro. Lo han demostrado Art Rolnick, de la Reserva Federal de E.U. y premios Nobel de Economía como Amartya Sen y John Heckman: en el momento actual no hay una inversión que pueda rendir más beneficios para los individuos y para la sociedad en su conjunto, que la realizada en la primera infancia y, en particular, en la educación inicial.

Dado que los gobiernos deben responder a múltiples necesidades e intereses, con recursos que siempre son escasos, es prioritario invertir en aquello que proporciona los mayores resultados en términos de garantía de derechos y de promoción del desarrollo económico y social general. Es hacer realidad una política pública para la primera infancia con la correspondiente para la educación inicial.

AT: Vayamos más al fondo en aquello de que la educación en la primera infancia es decisiva para el desarrollo del niño...

EF: Hasta los tres años se produce el mayor número de conexiones neuronales, que no vuelven a repetirse en los años siguientes. Es el momento de mayor desarrollo del cerebro. Durante los primeros años, los niños aprenden a comunicarse, a razonar, a expresar sus sentimientos y aunque parezca redundante, a aprender. Pero se necesita que reciban educación y atención integral de buena calidad para que se potencien sus posibilidades de desarrollo y aprendizaje.

Por su parte, una población deficientemente atendida está más expuesta a permanecer en condiciones de pobreza. Retomo lo dicho por Alejandro, la educación inicial es una de las inversiones socialmente más rentables. Intervenciones en etapas posteriores de la vida son mucho más costosas y los impactos sobre su desarrollo son menores.

PM: Sí, en los primeros años de vida se producen los desarrollos más significativos en cuanto a potencial y personalidad, desarrollo cognitivo, emocional y social. Para Fraser Mustard, "el período de desarrollo temprano, que incluye también el período intrauterino, puede demarcar trayectorias en la salud, el aprendizaje y la conducta e influir en las futuras etapas del desarrollo". La primera infancia, cualitativamente, es más que el comienzo de la vida, es en realidad el cimiento de ésta.

La educación inicial como acción pedagógica intencionada, formal y no formal, en donde los niños y las niñas se reconocen y son reconocidos como sujetos sociales activos y partícipes de su desarrollo, les proporciona ambientes protectores y enriquecidos con interacciones y experiencias significativas para el despliegue de sus capacidades y potencialidades, así en el futuro podrán tener un conocimiento crítico de la realidad y una participación activa en la sociedad.

El Estado debe proporcionar la educación inicial en ámbitos familiares o institucionales, según las características de las poblaciones, garantizando a través de políticas públicas que los agentes educativos cuenten con las oportunidades, conocimientos y actitudes que los habiliten para generar el óptimo desarrollo y bienestar de los niños y las niñas.

AA: El proceso de desarrollo del ser humano, tal como lo ha demostrado la investigación, nos hace la especie más ecológica de todas, por cuanto es el resultado de la interacción entre la herencia, la genética, el ambiente y la acción directa de cada ser humano. En dicha interacción, el ser humano nace con el 20% de la masa cerebral que tendrá a los 7 años. Esto quiere decir que además de que el 80% del cerebro se formará después del nacimiento, la calidad de las conexiones entre las neuronas también se produce después del nacimiento. Por razones como ésta, la mayor parte de los fundamentos para el desarrollo cognitivo, afectivo, estético, físico, comunicativo y social se produce después del nacimiento y en los primeros 8 años de vida. La moderna teoría sobre el desarrollo humano reconoce que en la primera infancia es cuando se presentan las principales ventanas de oportunidad para el desarrollo del potencial presente y futuro. En este sentido, garantizar una nutrición adecuada, condiciones higiénicas, seguridad, afecto, estímulo y educación es esencial para potenciar el desarrollo en todas las dimensiones del ser humano.

AT: ¿Cuáles serían las condiciones indispensables para garantizar una educación de calidad para la primera infancia?

PM: La condición fundamental es la indivisibilidad y unidad de los derechos del niño en todos los programas para la primera infancia. Se ha visto que los programas más eficaces son integrados y multidimensionales, fomentan la buena salud, la nutrición y la capacidad cognoscitiva social y emocional, reflejan los valores culturales y están fuertemente enraizados en las familias y las comunidades.

La educación inicial debe centrarse en niños y niñas, y en la participación y apoyo de la familia y la comunidad. Si bien el desarrollo es un proceso que ocurre gracias a la interacción del niño con los múltiples contextos que lo rodean, se realiza en cada uno de manera individual, por lo que la trayectoria de desarrollo específica es distinta para cada uno. Aquí se expresa el reconocimiento y respeto al precepto de la Convención de los Derechos del Niño de que el niño es el sujeto de derecho.

Para desarrollarse intelectual, emocional, social y moralmente, el niño o niña necesita gozar regularmente y durante un largo período de vida de un vínculo afectivo fuerte, cercano, recíproco y estable con su familia y cuidadores. Estas interacciones positivas generan la confianza básica y fundamental para el desarrollo socio-emocional y cognitivo.

El desarrollo de las capacidades físicas, psicológicas y cognitivas de los niños y niñas demanda un ambiente de estimulación con condiciones para el juego, la diversión y el aprendizaje, por cuanto aprenden a través de la acción y de la exploración del medio que los rodea, en un intercambio activo.

Los agentes educativos deben tener una valoración positiva de la primera infancia, facilitar los escenarios para la interacción, permitir que los niños hagan las cosas por sí mismos y expresen sus emociones, sin ser reprimidos o castigados. Deben tener en cuenta las características sociales y culturales de la familia y de su grupo de pertenencia, ya que adquieren significado dentro de un contexto social y cultural específico. Deben respetar el desarrollo integral, en un proceso que involucra al niño en todas las dimensiones.

Las condiciones de infraestructura, el mobiliario y los recursos educativos deben permitir el bienestar y la seguridad de los niños y niñas; el proceso pedagógico igualmente debe garantizar la atención calificada y la promoción del desarrollo y la vivencia de los derechos y deberes, contando con recurso humano formado y con idoneidad pedagógica y ética.

EF: El Instituto comparte lo propuesto en el Marco de Acción de Dakar, en tres elementos: un enorme compromiso de los gobiernos nacional, departamental y local, de los operadores de servicios de bienestar familiar y de primera infancia; de universidades, escuelas normales superiores, sociedad civil, docentes, cuidadores, familias y demás actores relacionados con la educación de la primera infancia; segundo, fortalecer alianzas entre los actores interesados, en lo nacional, departamental y municipal; y, finalmente, contar con los recursos fianancieros del Estado, la familia -en la medida de sus posibilidades- y la sociedad, incluyendo a la empresa privada.
En la prestación directa del servicio educativo o de atención integral, las condiciones están relacionadas con la calidad de las relaciones entre los adultos cuidadores o educadores y los niños, y de éstos entre sí (caracterizadas por un trato respetuoso y afectuoso); un proyecto pedagógico que respete los derechos de los niños y las niñas y fomente la adquisición de competencias; unos agentes educativos con formación adecuada y especializada y comprometidos con su trabajo; instalaciones físicas adecuadas que ofrezcan seguridad y bienestar para el armónico desarrollo físico, social, cognitivo y emocional de los niños, y que faciliten el juego como proceso permanente de aprendizaje y cuenten con materiales educativos pertinentes para el proyecto pedagógico.

A.A: Educar es algo más que la sola prestación de un servicio educativo por parte del Estado o del sector privado. La educación inicial es, por decirlo así, la base de la educación básica. Al ser los derechos del niño universales, integrales e interdependientes, es claro que el objetivo del crecimiento y el desarrollo de las niñas y los niños no se puede lograr sin el componente de la educación inicial, que debe cubrir a toda la población infantil. Colombia dio un gran paso al completar el principio constitucional del interés superior del niño, con la inclusión en el nuevo Código de Infancia y Adolescencia del artículo que establece que la educación inicial es un derecho impostergable para la niñez.

Esta educación debe ser de calidad para que contribuya a que haya más equidad en la sociedad, de tal forma que cada uno pueda tener mejores opciones para construir una trayectoria vital satisfactoria y positiva para sí mismo y para el conjunto de la sociedad. Y cuando me refiero a calidad, subrayo que debe ser multidimensional, dinámica, concertada entre todos y que reconozca las realidades locales. Es reconocer que se da en diversos ambientes, con diversos actores y que requiere insumos, infraestructura, recursos, procesos pedagógicos y metodológicos, y agentes que en su rol educativo estén preparados y comprendan el proceso de desarrollo y las particularidades de las niñas y niños.

Para que esto ocurra debe existir un compromiso de los diferentes actores sociales, manifestado en una política pública para la educación inicial con diferentes modalidades y formas de atención educativa, que respondan a la diversidad del país; que recupere el conocimiento generado por la investigación y el saber práctico, que cuente con información y adecuado seguimiento, con institucionalidad y con recursos. Y, finalmente, que se garantice la participación de los actores, incluidos las niñas y niños, en el desarrollo de las diversas formas de atención educativa.

AT: ¿Qué competencias se deben desarrollar en la primera infancia?

EF: Definitivamente las que están relacionadas con el conocimiento de sí mismo, de los demás, del mundo que los rodea y de las relaciones con los otros: la comunicación y la socialización. Aquellas que despiertan en los niños curiosidad, espíritu investigativo y científico, creatividad y que les permiten ganar autonomía y reflexión en sus interacciones. Es importante resaltar que las competencias no se presentan de manera uniforme en todos los niños. Cada uno eleva su nivel de competencia con las experiencias que vive y por ello es tan importante que estas experiencias sean enriquecedoras y llenas de sentido y aprendizajes. El juego, la música, el arte y los sonidos son fundamentales.

PM: Para Unicef, las competencias deben enmarcarse en un desarrollo cognitivo y psicosocial que no discrimine y garantice la satisfacción de sus necesidades, otorgando prioridad a habilidades lingüísticas, desarrollo de la inteligencia, capacidades socioafectivas que potencian la creatividad, actitud crítica y construcción del conocimiento. Los programas educativos deben buscar proteger sus derechos y desarrollar cabalmente su potencial cognoscitivo, emocional, social y físico, construir la identidad personal y colectiva, estimular el uso de diversas formas del lenguaje y la interacción con el entorno social y natural.

La educación inicial debe preparar a los niños y niñas para que su vida sea significativa en la sociedad. Por ello, deben aprender a conocer, a ser, a hacer, a convivir juntos, a lograr aprendizajes básicos asociados con el aprender a aprender, conquistar confianza, curiosidad, autodirección, autocontrol, sociabilidad, competencias para comunicarse y trabajar cooperadamente, resolver problemas, participar, desarrollar autonomía y buscar que los niños puedan soñar y recrear valores para la vida y el ejercicio de la ciudadanía.

AA: Hay que fortalecer las competencias para el desarrollo infantil en la familia, las instituciones y las comunidades, con adecuadas capacidades pedagógicas, administrativas y de gestión. Sólo así se puede apoyar y estimular el desarrollo del potencial y de las capacidades en lo emocional, cognitivo, creativo, social, estético, en el lenguaje y las habilidades comunicativas; en los aspectos valorativos y morales, en su crecimiento, nutrición e higiene y en la prevención de enfermedades y accidentes. Todo ello implica que el niño participe activamente en la comprensión y reconocimiento de sí mismo, de los demás y de su entorno.

AT: ¿Cómo articular la atención educativa de los niños en primera infancia con la educación básica?

PM: La educación inicial tiene que preparar para la educación básica y la continuidad en el sistema educativo. Para lograr una articulación se requiere una escuela que sea inclusiva e integre a los agentes educativos de la familia, de la comunidad y a los docentes de todos los grados, de modo que reconozcan a los niños y niñas como sujetos de derechos.

Todos deben estar preparados para asistir a la escuela, y las escuelas, a su vez, para recibir a los niños y ofrecerles la oportunidad de participar en la sociedad. Es necesario reconocer que todas las etapas del desarrollo del niño están vinculadas entre sí y son importantes para asegurar una vida plena. Se debe facilitar una reflexión pedagógica sobre la continuidad del proceso formativo y la coherencia entre los fundamentos conceptuales y la práctica pedagógica.

EF: El paso de los niños hacia las instituciones de educación básica no debe ser traumático. Se trata de una articulación que garantice la continuidad en el sistema, sin imponer una escolarización prematura. En muchos países ha ocurrido que, con el argumento de facilitar la articulación, se han trasladado los contenidos y las metodologías de la básica primaria a la educación inicial, con gravísimas consecuencias para los niños, hasta el punto de minar su interés por el aprendizaje e incluso llevarlos a desertar. Desde el ICBF consideramos que las orientaciones pedagógicas deben contribuir a que los niños hagan un tránsito adecuado y amigable desde las diferentes modalidades de atención para la primera infancia hacia la educación básica y muy seguramente esto va a implicar importantes transformaciones.

A.A: Para mí es clave la recuperación de esta discusión en Colombia. La educación inicial sólo podrá ser el fundamento de la educación básica si está articulada con la básica primaria. Hoy es claro que la educación inicial es una condición indispensable para reducir la deserción escolar, aumentar la permanencia en el sistema educativo y lograr mejores resultados en el tránsito por el sistema educativo, y en el comportamiento y desempeño en la familia y en la comunidad.

La articulación es clave para facilitar las transiciones de los niños y niñas de la casa al preescolar, y de éste a la básica primaria. Es una prioridad que requiere un trabajo investigativo a fin de entender cómo se están dando las transiciones y cuáles son las prácticas existentes, teniendo en cuenta otros contextos que puedan enriquecer la experiencia del país.

AT: ¿Qué se precisa para la formación del talento humano, de tal forma que acompañe el proceso pedagógico en la primera infancia?

EF: Primero, armonizar las diferentes modalidades de oferta. Desde la formulación de la política pública se estructuró la mesa de talento humano, liderada por el Ministerio de Educación, para crear un sistema intersectorial de formación que atienda a la primera infancia. Los actores deben recibir una formación diferenciada, que les permita atender y educar a la primera infancia, de acuerdo con las características y necesidades propias de cada grupo poblacional; además, conocer y saber aplicar el Código de la Infancia y la Adolescencia. Adicionalmente, debe haber mayores alternativas de formación técnica y profesional en todas las regiones del país.

PM: Se requiere un marco conceptual y metodológico, que tenga en cuenta los principios de flexibilidad, adecuación de contexto, participación y aplicabilidad en la práctica, para la formación de los agentes educativos institucionales, comunitarios y familiares, así como un sistema de acompañamiento, información, monitoreo y evaluación de la formación.

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