A partir de su trayectoria en el campo de la enseñanza de la filosofía en instituciones de educación media y superior de varios países latinoamericanos, Domingo Araya, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, presenta una sugerente y atractiva didáctica para incentivar, sobre todo en los jóvenes de bachillerato, el conocimiento y cultivo de esta disciplina, pilar para el desarrollo de un pensamiento crítico y autónomo.
Una filosofía situada en el contexto de la posmodernidad, sin dogmatismo, abierta y flexible ante los cambios de la ciencia y el arte, la religión y las tradiciones culturales, atenta a la libertad de pensamiento y a la búsqueda y construcción de verdades, que estimule en los estudiantes la capacidad de análisis racional y ponderado, la creatividad y la participación, la discusión y la resolución de conflictos, en un clima de tolerancia y respeto hacia las ideas divergentes.
Como señala el autor, " educar filosóficamente a los jóvenes acarreará beneficios muy grandes, especialmente en aquellas sociedades donde el monólogo ha sustituido al diálogo, donde la exclusión del otro y de lo otro impiden su integración o donde la ausencia de pensamiento crítico hace caer a los individuos anestesiados en la banalidad y en el vacío".
Con un lenguaje claro, sencillo y riguroso, Araya sustenta las consideraciones teóricas y propedéuticas de esta propuesta que concibe la filosofía como práctica de la libertad y de pensamiento, que requiere, por lo tanto, una didáctica de características afines que, desde los planteamientos de la hermenéutica crítica, afiance la capacidad formadora y humanizadora de la educación.
Por eso, desde la escuela, el interés por el quehacer y el conocimiento filosófico debe procurar el aprendizaje y la práctica de formas de convivencia, de participación y comunicación democráticas, de libertad y de justicia, entre otros valores. Una tarea que puede facilitarse con esta didáctica que incluye actividades para estimular el pensamiento propio, fomentar la creatividad, realizar una enseñanza lúdica y estética, aprender a expresar las ideas de modo claro, ordenado y persuasivo y, en especial, afinar el arte de leer.
Entre estas se precisan: técnicas grupales de descubrimiento y construcción del conocimiento, diálogos filosóficos, debates, mesas redondas, elaboración de mapas conceptuales, resolución de problemas y dilemas morales, lectura y comentario de textos, presentación de películas y guiones, disco foros, etc., las cuales contribuyen a una enseñanza más dinámica, amena, interesante y actual para los jóvenes.
El capítulo segundo ilustra el desarrollo de tres unidades temáticas, de acuerdo con la didáctica propuesta: el ser humano, el conocimiento y la acción, acompañadas de una breve introducción al tema, descripción de objetivos generales, propuesta de actividades y bibliografía
mínima.
La primera, aborda la especificidad del ser humano, a través de la lectura de textos de la filosofía y de la antropología filosófica; la segunda, se centra en la reflexión sobre las teorías del conocimiento desde la modernidad; y la tercera, se dedica a la ética, a la razón práctica, su desarrollo histórico, fundamentación y discusión y resolución de problemas morales.
Esta sugerente obra, que cumple con los requisitos mínimos del programa de filosofía para la enseñanza secundaria, ofrece a los profesores de Filosofía útiles herramientas para lograr que los alumnos vayan más allá del simple aprendizaje memorístico y repetitivo; al aprender a pensar de manera crítica, autónoma y constructiva se adentran en la comprensión y el disfrute de las ideas centrales del pensamiento filosófico occidental.
El arte de aprender a pensar |